Según el informe de Necesidades Mundiales de Reasentamiento Proyectadas para 2023, publicado por ACNUR, la Agencia de la ONU para los Refugiados, 1,47 millones de personas refugiadas necesitarán ser reasentadas el próximo año. Esta cifra se suma a las 1,06 millones de personas refugiadas que ya necesitaban reasentamiento en 2020 y a las 860.000 personas refugiadas que se espera que lo necesiten en 2023. En total, se estima que alrededor de 2,4 millones de personas refugiadas tendrán que reasentarse para 2024.
El reasentamiento es una solución duradera que consiste en el traslado de personas refugiadas de un país de acogida a otro Estado que convino recibirlas y, en última instancia, otorgarles residencia permanente. Se trata de una herramienta de protección que salva vidas para las personas refugiadas que enfrentan una vulnerabilidad extrema o que tienen necesidades especiales que no pueden ser atendidas en el país donde buscaron protección.
Entre los casos de reasentamiento presentados por ACNUR a los Estados para su consideración se encuentran personas refugiadas con necesidades de protección legal y física, sobrevivientes de violencia, mujeres, niñas, niños y adolescentes en riesgo, personas LGBTIQ+ en riesgo, aquellas personas con necesidades médicas y otras que enfrentan circunstancias y condiciones precarias.
Por sexto año consecutivo, las personas refugiadas sirias se encuentran entre las que tienen mayores necesidades de reasentamiento, seguidas por las personas refugiadas de la República Democrática del Congo, Sudán del Sur, Afganistán y Eritrea. Estos países son escenario de conflictos armados, violaciones de derechos humanos y persecuciones que obligan a millones de personas a huir de sus hogares y buscar refugio en otros lugares.
Se ha visto afectado a la capacidad y la voluntad de los países para ofrecer plazas de reasentamiento. En 2020, ACNUR sometió la documentación de más de 39.500 personas refugiadas a consideración de los países de reasentamiento. De estas personas, 18.200 eran refugiadas de la República Árabe de Siria; 5.900, de la República Democrática del Congo; 2.100, de Eritrea; y 2.000, de Somalia. En total, con la ayuda de ACNUR, 22.800 personas partieron hacia países de reasentamiento en 2020. Estas cifras representan una disminución significativa con respecto a años anteriores.
Ante este panorama desafiante, ACNUR hace un llamado a los países para que pongan a disposición más plazas de reasentamiento para las personas refugiadas cuyas vidas están en peligro o que están en riesgo. Asimismo, insta a los Estados a cumplir con sus compromisos adquiridos en el Pacto Mundial sobre los Refugiados y en la estrategia trienal sobre el reasentamiento y las vías complementarias, que buscan ampliar el acceso a las soluciones duraderas y compartir la responsabilidad de proteger a las personas refugiadas.
“El reasentamiento no solo es una forma de solidaridad con las personas refugiadas y los países que las acogen, sino también una oportunidad para que los países receptores se beneficien de la diversidad, el talento y la resiliencia de las personas refugiadas”, afirmó la Alta Comisionada Auxiliar para la Protección de ACNUR, Gillian Triggs.
Para facilitar la recepción e integración de las personas refugiadas, tanto los gobiernos como las organizaciones no gubernamentales prestan servicios que facilitan la integración de las personas refugiadas; por ejemplo, orientación cultural, clases de idioma y sesiones de orientación vocacional, así como programas que promueven el acceso a oportunidades laborales y educativas.
ACNUR agradece el apoyo y la generosidad de los países que ofrecen plazas de reasentamiento y espera que más Estados se sumen a esta iniciativa humanitaria que puede cambiar la vida de millones de personas refugiadas en el mundo.
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