Revisar las definiciones de las palabras y de los conceptos, ha sido algo que durante años he venido efectuando, aunque, por razones de índole académica y laboral, lo he realizado más frecuentemente en los últimos meses. Lo anterior, como premisa, me lleva a rememorar que hace pocos días compartía un café con un amigo que llevaba varias semanas sin frecuentar, el mismo me dijo a modo de anécdota suelta que una compañera universitaria estaba empezando a crear contenido. Ante ello, lo que de inmediato supuse que haría es que abriría un canal de YouTube sobre divulgación de su área de conocimiento o que, tal vez, crearía un perfil en Instagram donde por medio de reels o publicaciones gráficas compartiría información actualizada alrededor de los temas de la ciencia que estudia y de su más próximo interés alrededor de la misma. Todo ello solo fue una ingenua suposición de mi parte, porque cuando le pregunté directamente por cuál plataforma o qué red social usaría, él muy sonriente y de cierta manera pícara me dice como obviando la situación: “pues por OnlyFans”.
Partiendo de ese particular y casi simple hecho anecdótico, se me ha venido gestando una duda que creo que por fin pude darle forma y estructura a la pregunta en sí, y es: ¿Desde cuándo se hace relación a la palabra “contenido”, en la cultura popular y digital, a la generación de material audiovisual con una naturaleza sexual en el mismo?
Para dar una contestación a ello, tuve que empezar primeramente por buscar en el diccionario de la Real Academia Española para saber si verdaderamente era un sentido de los posibles significados que desconocía. Pero no. Resulta que en las definiciones aún no precisa sobre algún tipo o tópico de información en particular. Muy por el contrario, las definiciones más escuetas establecen a un adjetivo utilizado para señalar a una persona que está delimitada o restringida por su misma intención; y, por otra parte, precisa que es aquella lista de temas o ideas tratadas a lo largo de una obra literaria. A veces, mejor conocida esta como el “índice”, en otras latitudes académicas, pues.
Al notar que la respuesta no estaba en la definición propia de su palabra, pensé que entonces esta tuvo que ser atribuida como un fenómeno reciente. Así que consideré que es una denotación que se ha ido creando desde hace varios años por las comunidades digitales y que se fue reafirmando con el boom de la plataforma en el año 2020, durante la pandemia y posterior de la misma. Con ello, podría revisarse entonces un poco el porqué se ha ido creando e incorporando dicha connotación sobre la palabra. Para ello, entonces, es posible revisar el crecimiento que ha tenido la comunidad de creadores de contenido con relación a su marco histórico en los últimos años a un nivel próximo.
En este caso, se nos muestra que en el portal Stadist en su publicación Número de creadores de contenido de OnlyFans a nivel mundial de 2019 a 2022, las cifras que en el año 2019 a nivel global se manejaban eran 348.000 creadores de contenido y, tan solo 3 años después, en 2022, la cifra se había multiplicado por nueve, llegando a la cantidad de 3.182.000.
Ahora, partiendo de esta generalidad, se podría revisar cuál es la relación o el porcentaje de creadores de contenido en habla hispana. Con esto, el informe Onlyfans: Un espacio blanqueado del negocio del sexo de la Federación de Mujeres Jóvenes en España, nos acerca la data en la que, a la fecha, sumando los porcentajes de los países hispanohablantes que hacen parte del top 10 de los países con mayores cuentas verificadas a nivel global, tendríamos a México, España, Colombia, Chile y Argentina, y todo ellos sumados aportarían un 13,44% a la relación global.
Por lo pronto, considero que mi hipótesis va tomando mucha más forma; por lo menos viéndola desde una perspectiva occidental. No obstante, hay un dato no menor que considero relevante señalar y es que Colombia es el país, de aquella lista anteriormente mencionada, que a nivel de Suramérica es el que más creadores de contenido aporta, con un 2,06%, superando incluso a Brasil con relación al número de habitantes que tiene, con un no lejano 1,71%.
En suma y deduciendo ante los datos presentados, es permisible entonces entender muy fácticamente que, primeramente, el que la compañera de mi amigo desease crear un perfil en redes y promocionar contenido en OnlyFans, no es un mero hecho casual, sino que, muy por el contrario, la estadística arroja que la probabilidad de que ella se inclinara por ello era medianamente alta. Digo, la influencia social de ver que hay una amplia comunidad de personas realizando ello, crea, de cierta manera, un esquema de legitimidad frente al hecho.
Por otra parte, la significancia que adquiere la palabra “contenido” es también resultado de un fenómeno impulsado por la intencionalidad de comerciar con un contenido sexual, pero que, de igual manera a nuestros típicos países hispanos, las palabras tangenciales a la verdad o los eufemismos son algo que constituyen un pan de cada día en la idiosincrasia regional. Tal vez esto como derivado de tener atisbos de un sistema de enseñar la sexualidad como un hecho tabú o, en el más reciente e impresionante de los escenarios, en que la comercialización de dicho contenido sexual tome una connotación estética, tratándose a los creadores de contenido como artistas o como celebridades, abriendo paso con ello a la vanidad y toda expresión que pueda también retractarse desde el ego.
Una nota de cristal de: Christian Mauricio Ordóñez, Estudiante de Licenciatura en Literatura y Lengua Castellana en la Universidad del Tolima. Docente de bachillerato en el área de Humanidades.
Notas De Cristal Para Una Generación En Construcción
Nota: Las opiniones aquí expresadas son responsabilidad total y absoluta del columnista.
Es interesante ver cómo muta el lenguaje ante fenómenos virtuales (entendiéndose estos como las no-cosas). De alguna manera, las palabras que se han sostenido en el tiempo para nombrar otras cosas (el sostenimiento del significado) se empiezan a convertir en arquetipos para estas nuevas manifestaciones. Cómo estamos inmersos, precisamente, en esa época de cambio, de mutabilidad, a veces automatizamos el “bautismo” que una palabra tendrá en cierto ámbito. Gracias por abrirnos paso al reconocimiento de la lengua viva y de sus nuevas manifestaciones.