Sintropía, tiempo, espacio, materia, movimiento, energía, biosfera, biomasa, vida, instinto, consciencia y entropía.

Una curiosa deficiencia del saber, tiende a hacer pensar que no hay dos verdades respecto a una situación, creer que el universo está lleno de eventos simples y lineales como la conocida pero distractora función de gran parte de la matemática en la educación media colombiana, que lleva, por su insistente aparición, a creer que la vida es como en un libro o en un tablero; cuando por el contrario está llena de complejidad y salvo experimentos de laboratorio, nada en ella, se comporta tan sencillo como una recta. Un caso característico es la pretensión de desdibujar por no estar en términos metodológicos, la mística y valiosa historia de la génesis en el Génesis; la cual es admirablemente exacta a la versión científica del origen del universo, diferenciadas solamente por los contextos de época. Perdónese usted la sinceridad del texto, pero no son tiempos barrocos: Cuan estúpidos han sido y serán quienes no acepten la validez forense del “En un principio creó HaShem, los cielos y la tierra”.
Como no deslumbrase frente a la capacidad investigativa, científica y de síntesis, de quienes describen de manera tan veraz, poética y coherente (en ciencia pura y cronología) la creación del universo en 7 días o eras. Se puede apostar que poniendo a Sócrates, Newton, Darwin, Oparin, Einstein, Hawking, y a los mismo Yeshua o Mujámmad; a nacer juntos, unos 3.500 años atrás; no llegan a conclusiones tan certeras y claras como las plasmadas en los primeros 28 versículos de algunos de los libros sagrados de las iglesias más grandes del mundo.
Así transcurrirá El VIII Día, entre errores, tratando siempre de reponerlos y no solo como dijo José Martí, el gran cubano conocido como El Apóstol de la Independencia; hay que leer, sino, hay que leer bien. Nuevamente aludiendo con tinte despectivo, la educación típica latinoamericana de finales del siglo XX y principios del XXI; necesario retomar la cultura de leer bien y comprender con mente abierta y carácter crítico y tornar la literatura en fuente principal de la transformación social de un continente con figura de serpiente emplumada y ansias de volar y romper cadenas venenosas de opresión.
Otro ejemplo; con el temor constante de caer en blasfemia; es la interpretación masiva de: Amar al Señor HaShem sobre todas las cosas. Error más que de lectura, de escritura o traducción. Sino es ya un error tener que advertir sobre el estatus del creador, si lo es, el no distinguir a las personas de un carácter de cosa.
Dejando de lado la ambigüedad de lo escrito, pásese a la compresión y asimilación que se han generado alrededor de ello, cuando la realidad muestra que a pesar de este primer mandamiento, el grueso de la humanidad demuestra que ama realmente muchas cosas (algunas materiales, incluidas personas, algotras intangibles) por encima del Señor HaShem, son pasiones usualmente enfermizas que distraen a mujeres y hombres del propósito de amar al prójimo como a ellos mismos y ayudar a quien lo necesita, como el mínimo irreducible para demostrar que se tiene al Señor HaShem por encima de todo y así, presente en el corazón. En este sentido, la propuesta sería: Amar al Señor HaShem sobre toda persona o cosa material o inmaterial.
Otro caso, saliendo de lo netamente espiritual, es el propósito de mostrar la verdad frente a los crímenes cometidos contra la humanidad, no silo por 42 meses, sino ya durante 250 años, por parte de un puñado de clanes familiares y económicos, disfrazados en una Gran Corporación, organización secreta y parasita que teje, especulando con la tranzabilidad del dinero; el destino del mundo a través del manejo inadecuado y egoísta del sistema financiero, los aparatos productivo y comercial, los medios de comunicación globales, la educación, la salud, la cultura y las estructuras políticas o naciones, incluso estas al servicio de ese Estado Profundo; generando guerras, muerte, hambre, corrupción, destrucción del ambiente, ignorancia, desempleo, pobreza e injusticia social en gran parte de la humanidad; tomando la macroeconomía al servicio de ellos y sacando a la humanidad del centro de la ciencia como principal y razonable beneficiaria del conocimiento, para convertirla en un factor más de la producción; y a las personas en simples consumidores, contribuyentes y mano de obra barata. Desconociendo también el valor de otros tipos de capital, como la misma tierra, el conocimiento, el talento, el trabajo, la cooperación y los principios éticos.
Reitérese, los días son otros, por fuera de los de la semana y lejanos de las historias que quieren escribir con su propia sangre sobre la dignidad y la vida de 8.000 millones de Gentiles.
DCLXVÍ
Notas De Cristal Para Una Generación En Construcción
El materialismo dialéctico de Marx, la teoría darwiniana de la evolución de las especies y la teoría de la relatividad de Einstein, que en correspondencia con el
¡ Hágase la luz ! del Génesis demostró que el tiempo y el espacio son magnitudes que dependen de la velocidad de la luz, estaban todas comprendidas en ese libro dedicado a la creación en siete fases (en forma metafórica denominadas ahí como días), fases de muchos millones de años cada una, en las que a partir de un caótico vacío se surtieron todos los complejos procesos fisico-quimicos que dieron origen primero a seres vivos elementales hasta llegar al ser humano, pasando por toda una secuencia de eventos que algunos consideran magistralmente acompasados por la batuta divina y otros como meras expresiones del azar.
Sin embargo, la iglesia católica y no sé cuántas religiones más, basadas en la interpretación exegética de los libros sagrados, tercamente niegan las teorías científicas hasta que la abrumadora evidencia de ellas las dejarían en ridículo, en caso de no admitirlas.
El artículo del columnista Javier Astudillo es un excelente punto de partida para esta discusión.
Solo puedo decir que es un artículo demasiado complejo, es una mezcla entre religión, ciencia, protesta social, conspiracionismo y filosofia que a mi parecer tiene las ideas sin terminar de ser desarrolladas. Ofrezco disculpas al autor si soy yo la de la confusión.