La FDA aprueba Leqembi, un nuevo medicamento para el alzhéimer que ralentiza la progresión de la enfermedad

La Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA, por sus siglas en inglés) ha aprobado recientemente un nuevo medicamento para el alzhéimer llamado Leqembi. Esta aprobación representa un avance significativo en el tratamiento de esta enfermedad neurodegenerativa, que afecta a millones de personas en todo el mundo.

Leqembi ha demostrado ser eficaz en la reducción de las placas amiloides en el cerebro, una característica distintiva del alzhéimer. Estas placas se forman debido a la acumulación anormal de una proteína llamada beta-amiloide, que interfiere con la función normal de las células cerebrales. Al reducir estas placas, Leqembi ayuda a ralentizar la progresión de la enfermedad ya preservar la función cognitiva en los pacientes.

Es importante destacar que Leqembi no es una cura para el alzhéimer. Sin embargo, su aprobación brinda una nueva opción de tratamiento para los pacientes y sus familias, con el objetivo de mejorar la calidad de vida y retrasar el deterioro cognitivo asociado con la enfermedad.

Como con cualquier medicamento, Leqembi tiene efectos secundarios. Los más comunes incluyen dolor de cabeza y reacciones infusionales, que pueden ocurrir durante la administración del medicamento. Estos efectos secundarios deben ser tenidos en cuenta por los médicos y pacientes al considerar el tratamiento con Leqembi.

Otro aspecto relevante a tener en cuenta es el costo del medicamento. Según estimaciones, el precio de Leqembi se sitúa en torno a los $26.500. Este costo puede ser un factor limitante para algunos pacientes y sus familias, y es importante considerar opciones de cobertura médica y acceso a programas de asistencia para aquellos que necesitan el medicamento pero tendrán dificultades para costearlo.

En resumen, la aprobación de Leqembi por parte de la FDA representa un avance prometedor en el tratamiento del alzhéimer. Si bien no es una cura, este medicamento puede ayudar a ralentizar la progresión de la enfermedad y preservar la función cognitiva en los pacientes. Sin embargo, es fundamental tener en cuenta los efectos secundarios y el costo asociado para tomar decisiones informadas sobre su uso.

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