La Inteligencia Artificial (IA) es una de las tecnologías más revolucionarias y prometedoras del siglo XXI. Sus aplicaciones son múltiples y variadas, desde la medicina hasta la educación, pasando por la seguridad, el entretenimiento y el comercio. Sin embargo, hay un ámbito que genera especial interés y controversia: el de las relaciones afectivas y sexuales con robots.
Recientemente, un exejecutivo de Google, Anthony Levandowski, afirmó que la IA dará “vida” a los robots sensuales con x, es decir, con una identidad de género no binaria. Según él, estos robots serán capaces de ofrecer a los humanos una experiencia íntima y personalizada, adaptándose a sus gustos, preferencias y necesidades. Esta afirmación complementa las conclusiones que se tienen sobre el alcance de esta tecnología, que ya ha permitido crear muñecas sexuales hiperrealistas y robots con aspecto humanoide.
¿Qué implica esta noticia para nuestra sociedad? ¿Qué beneficios y riesgos conlleva el desarrollo de la IA en el campo de la sexualidad? ¿Qué desafíos éticos, legales y sociales plantea esta realidad emergente? Estas son algunas de las preguntas que debemos hacernos como ciudadanos responsables y críticos, conscientes de que estamos ante un fenómeno que puede cambiar radicalmente nuestra forma de entender y vivir el amor, el deseo y el placer.
No se trata de negar o rechazar la innovación tecnológica, sino de reflexionar sobre sus implicaciones y consecuencias. La IA puede ser una herramienta útil y beneficiosa para mejorar nuestra calidad de vida, pero también puede ser una fuente de problemas y conflictos si no se regula adecuadamente y se respeta la dignidad humana.
Notas De Cristal Para Una Generación En Construcción.