La decisión del ministerio de Asuntos Exteriores de Sudán de anunciar una tregua de siete días en el conflicto que azota al país desde hace meses ha sido recibida con escepticismo por la comunidad internacional y por las organizaciones humanitarias que trabajan sobre el terreno. Tras fuertes combates que han forzado a movilizar a más de 400 mil personas en todo el país y con el peligro de que 800.000 más abandonen el país, la situación humanitaria es crítica y requiere una solución urgente y duradera.
La historia reciente de Sudán no invita al optimismo, pero tampoco al fatalismo. La sociedad sudanesa ha demostrado una gran capacidad de resistencia y movilización frente a la opresión y la violencia, y merece una oportunidad para construir un futuro mejor.
Ante esta crisis migratoria que afecta a Sudán, la tregua debe ser aprovechada para avanzar en el diálogo y la reconciliación nacional, que son imprescindibles para consolidar la transición democrática.
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