El fracaso de las negociaciones para un acuerdo de libre comercio entre la Unión Europea (UE) y Australia es un duro golpe para ambos bloques, que buscaban impulsar sus intercambios comerciales y fortalecer su cooperación estratégica. Sin embargo, las diferencias en el acceso al mercado para productos australianos resultaron insalvables, y provocaron el colapso de las conversaciones iniciadas en 2018.
Australia acusó a la UE de no mostrar la flexibilidad necesaria para alcanzar un acuerdo equilibrado y beneficioso para ambas partes, y advirtió que podrían pasar años antes de que se retomen las discusiones.
El ministro australiano de Agricultura, Murray Watt, expresó su frustración por la falta de cooperación de la UE, y dijo que los agricultores australianos se sentían decepcionados por la escasa apertura del mercado europeo. Por su parte, la Comisión Europea lamentó el estancamiento de las negociaciones, pero señaló que Australia presentó demandas agrícolas que no reflejaban los compromisos previos.
La Comisión afirmó que sigue dispuesta a continuar las conversaciones, pero que necesita que Australia reconozca las sensibilidades europeas en materia de protección animal y ambiental. Las posibilidades de reanudar las discusiones antes de las elecciones generales de 2025 son escasas, lo que deja en suspenso un acuerdo que podría haber generado oportunidades económicas y sociales para ambos socios.
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