Para aquellos Presidentes de Propiedad Horizontal

A menudo, nos enfrentamos a diferencias con personas que nos son tan cercanas, en muchas ocasiones, asumimos responsabilidades complejas, prácticamente actuando como voluntarios, especialmente aquellos que desempeñan funciones en propiedades horizontales. Estas personas, que no reciben ninguna compensación económica, se encuentran a menudo expuestas a la falta de reconocimiento, el maltrato y las ofensas por parte de quienes los rodean.

Recientemente, tuve la oportunidad de conocer en profundidad el sufrimiento de alguien que lucha incesantemente por el bienestar de un conjunto residencial. Sin embargo, las circunstancias cotidianas y las situaciones difíciles pueden impactar su estado emocional, haciendo que sea aún más doloroso escuchar comentarios despectivos.

En este contexto, realizamos un experimento social con el objetivo de evaluar el impacto que puede tener el escarnio en la vida de las personas, para ello se llevó a cabo una situación en la que se hizo una ofensa, seguida de burlas y risas por parte de algunos, lo que nos permitió observar de primera mano las repercusiones que puede tener tal maldad. Este ejercicio no solo fue revelador, sino que también nos llevó a reflexionar sobre la crueldad que a veces mostramos en nuestras interacciones sociales.

La compasión y el respeto hacia quienes dedican su tiempo y esfuerzo al bienestar de la comunidad deben ser valores promovidos y defendidos, por ello es fundamental que se reconozca el sacrificio de aquellos que, a pesar de la adversidad y el desdén, continúan trabajando en pro de un entorno armonioso.

A menudo, nos encontramos rodeados de comentarios negativos y ofensas, lo que a veces puede llevarnos a dejar sola a aquella persona que da el primer paso para ayudar, incluso cuando se esfuerza por resolver un problema y su presencia es evidente, porque es una pena que, en lugar de reconocer y valorar esos esfuerzos, prefiramos centrarnos en lo negativo.

Esto plantea la pregunta de por qué solemos enfocarnos en lo malo en vez de en lo bueno. Lo bueno es lo que realmente impulsa nuestro progreso, incluso ante diferencias y desacuerdos. A pesar de los comentarios malintencionados que pueden afectar nuestro ánimo y nuestra intención de seguir adelante, es fundamental reconocer el esfuerzo que se realiza en beneficio de la comunidad.

Recientemente, este experimento social me permitió entender la gran labor de una persona en mi conjunto residencial, alguien que ha asumido la responsabilidad de liderar. En una reunión de concejo, se decidió que esta persona asumiera la presidencia del concejo, sacrificando incluso tiempo con su familia para dedicarse al bienestar de todos nosotros, su compromiso y dedicación son verdaderamente admirables, y es relevante que hoy lo reconozcamos y valoremos.

Es vital que aprendamos a mirar más allá de las palabras despectivas y a enfocarnos en el impacto positivo que alguien puede tener en nuestra comunidad. La labor de esta persona es una muestra de cómo el altruismo y el compromiso pueden contribuir a crear un entorno más solidario y unido.

Hoy, desde la revista “Juventud”, queremos resaltar la encomiable labor de aquellos concejeros de propiedad horizontal que, a menudo, enfrentan problemas sin recibir compensación alguna. Son verdaderos guerreros que luchan incansablemente por el bienestar y progreso de sus conjuntos residenciales.

Una nota de cristal de: Diego Fernando Pascuaza Martínez, Columnista de la revista juventud

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