Según un artículo reciente de Harvard Business Review, la IA no podrá ser plenamente aprovechada por las organizaciones sin la intervención humana. Hasta hace poco, la IA era considerada un terreno exclusivo de expertos y científicos de datos, pero esto cambió con la llegada de herramientas como ChatGPT de OpenAI, Bard de Google y Claude 2 de Anthropic, que democratizaron su uso y permitieron a un público más amplio realizar tareas con IA.
Sin embargo, existe una habilidad humana fundamental que las máquinas aún no pueden igualar y que todas las organizaciones necesitarán para aprovechar plenamente la IA: el juicio. El juicio se considera igual de importante que las habilidades técnicas a medida que la IA se vuelve más accesible.
Teniendo en cuenta que el juicio es la capacidad de evaluar situaciones, tomar decisiones y resolver problemas de manera crítica y creativa. El juicio implica no solo aplicar reglas y algoritmos, sino también considerar el contexto, los valores, las consecuencias y las alternativas. El juicio es lo que nos permite adaptarnos a los cambios, innovar y aprender de nuestros errores.
La IA puede ser una herramienta poderosa para apoyar el juicio humano, pero no puede reemplazarlo. La IA puede procesar grandes cantidades de datos, encontrar patrones y generar respuestas rápidas y precisas. Pero la IA también tiene limitaciones: puede ser sesgada, errónea o inapropiada. La IA no puede entender la complejidad, la ambigüedad o la ética de las situaciones humanas. La IA no puede generar confianza, empatía o sentido común.
Por eso, es esencial que los trabajadores tengan acceso a estas herramientas de manera segura y controlada, en lugar de prohibir su uso. Los líderes deben comprender que surgirán nuevas formas de utilizar la IA en la organización. El proceso de formar opiniones debe ser continuo y colaborativo entre humanos e IA. Los resultados óptimos se alcanzan cuando se combina la inteligencia humana con la de las máquinas.
Para conseguir complementar la mente humana con la IA, se sugiere establecer un código ético para generar confianza en el sistema y explicar los límites adecuados. El código ético debe definir los principios, los objetivos y las responsabilidades que guían el uso de la IA en la organización. El código ético debe promover el bienestar humano, el respeto a los derechos y la protección de los datos.
Además, un estudio de Harvard sobre el desarrollo de adultos destaca la importancia de las interacciones humanas para la felicidad, sobre todo en los espacios laborales. Mantener relaciones positivas con otras personas es crucial tanto en la vida personal como en el entorno laboral. La colaboración entre humanos e IA puede mejorar la comunicación, la creatividad y la productividad. Pero también debemos cuidar nuestra salud mental, emocional y social. Debemos equilibrar el tiempo que dedicamos a la tecnología con el tiempo que dedicamos a nosotros mismos y a los demás.
Notas De Cristal Para Una Generación En Construcción