La reforma política que impulsaba el gobierno del presidente Gustavo Petro sufrió un duro revés en el Congreso de la República, al no lograr el apoyo suficiente para su aprobación en el quinto debate. La iniciativa, que buscaba modificar varios aspectos del sistema electoral y de las corporaciones públicas, fue criticada por varios sectores políticos tradicionales.
Entre los puntos más polémicos de la reforma política se encontraban el límite de tres periodos para los congresistas, la financiación estatal de las campañas, las listas cerradas y cremalleras para garantizar la paridad de género. Estas propuestas generaron resistencia tanto en la oposición como en algunos sectores de los partidos de gobierno.
El propio presidente Petro se desmarcó de la reforma política en un trino publicado en su cuenta de Twitter, en el que afirmó que “no queda ningún tema progresista” en el proyecto y que “sin listas cerradas y cremalleras (…) y sin financiación estatal de las campañas, la reforma no aporta a un avance en la calidad de la política”. Esta declaración fue interpretada como una señal de rendición ante el fracaso inminente de la iniciativa.
La reforma política era uno de los proyectos bandera del gobierno del Pacto Histórico, que pretendía hacer transformaciones reales en el régimen político del país, esta estrategia no tuvo éxito en el caso colombiano, donde persisten profundas divisiones ideológicas y regionales.
La caída de la reforma política supone un duro golpe para el gobierno y su principal impulsor en el Congreso, el senador Roy Barreras. También abre interrogantes sobre el futuro del sistema político colombiano y los mecanismos para fortalecer su legitimidad y representatividad.
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