A las afueras de Caracas, en el País vecino de Venezuela, Las delegaciones del Gobierno del Presidente Gustavo Petro y la Guerrilla del ELN instalaron este pasado 21 de noviembre instalaron mesa de negociación con el objetivo principal de parar el conflicto armado que se ha prolongado por más de 50 años.
El vecino país de Venezuela será las sedes de los diálogos y además el país garante de las negociaciones, junto a Noruega y Honduras, por su parte países como España y Chile serán acompañantes y se espera que se sumen más países.
“Declaración de Waraira Repano” se le llamó a esta declaración en honor al Cerro de Ávila, donde se dio lugar a las negociaciones.
Estos serán los 5 puntos principales de los diálogos:
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“Reanudar con plena voluntad política y ética, como nos lo demanda la gente de los territorios rurales y urbanos que padecen la violencia y la exclusión, y otros sectores de la sociedad, el proceso de diálogo político entre el Gobierno Nacional y el ELN”.
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“Construir la paz a partir de una democracia con justicia, y con cambios tangibles, urgentes y necesarios que esta Mesa acuerde, dando la mayor participación posible y eficaz de la sociedad, priorizando a los sectores históricamente marginados y abandonados, para un presente y futuro de dignidad, con derechos plenos y democracia auténtica, para que Colombia sea potencia de la vida humana y cuidado de los bienes comunes”.
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“Agradecer la persistencia, el compromiso y presencia en este escenario de encuentro de la razón y los sueños, de los países Garantes: la República de Cuba, el Reino de Noruega y de la República Bolivariana de Venezuela, hoy país sede y anfitrión; así como de la Misión de Verificación en Colombia de la Organización de las Naciones Unidas, y de la Iglesia católica a través de la Conferencia Episcopal de Colombia. Todas y cada una de sus acciones nos han dado un respaldo moral, político, jurídico, que realza la responsabilidad que tenemos”.
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“Compartir que la construcción de la paz como política de Estado trasciende la temporalidad con compromisos permanentes y verificables que siembren certeza de una nueva cultura de paz, fundada en cambios reales que permitan la superación de la violencia política y sus causas”.
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“Asumir los valores que hoy en el mundo son básicos e imperiosos, el respeto de todas las formas de vida y su dignidad. En este diálogo y negociación somos conscientes de la necesidad de responder a las diversas dimensiones de la vida colectiva, que implican nuestros deberes para el cuidado del planeta, nuestra Casa Común”.