El pasado 6 de marzo, el folclorista Abel Martínez Barrios, reconocido por su trabajo en la recuperación de la memoria cultural en Rincón del Mar, Sucre, fue hallado sin vida en la vía que conecta San Onofre con Cartagena. Este trágico suceso ha generado conmoción e indignación en la comunidad local y en el ámbito cultural del país.
Martínez Barrios, de 35 años, era un líder cultural comprometido con su región. Fue integrante de la fundación Mariamulata, un espacio dedicado a la preservación de la identidad cultural, la educación ambiental y el liderazgo comunitario. Además, destacaba como bailarín y tamborilero, dejando una huella imborrable en la tradición folclórica de su tierra.
Según informes preliminares, Martínez fue sacado de su casa por individuos armados y posteriormente asesinado. Su cuerpo presentaba múltiples impactos de bala, y las autoridades encontraron casquillos de calibre 9 milímetros en el lugar del hallazgo. Aunque las investigaciones están en curso, aún no se han esclarecido los motivos del crimen ni se ha identificado a los responsables.
El Ministerio de las Culturas, las Artes y los Saberes expresó su rechazo y lamentó profundamente este acto de violencia, destacando el impacto positivo que Martínez tuvo en su comunidad. “Abel Martínez Barrios apostó por construir paz a través de los libros y la música, dejando un legado invaluable para las futuras generaciones”, señaló la entidad en un comunicado oficial.
La comunidad de Rincón del Mar, donde Martínez era ampliamente querido, ha manifestado su dolor y exigido justicia. Amigos y allegados lo recuerdan como un joven resiliente, siempre dispuesto a ayudar a los niños con sus tareas y a soñar con un futuro mejor para su pueblo.
Este asesinato no solo representa una pérdida irreparable para la cultura de Sucre, sino que también pone de manifiesto la necesidad de garantizar la seguridad de los líderes culturales y sociales en Colombia. La violencia sigue siendo un obstáculo para el desarrollo y la paz en muchas regiones del país.
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