El 11 de marzo de 2022, la comunidad de Circasia, Quindío, se vio sacudida por el trágico asesinato de Yenny Karolay Nohava Forero, una joven de 20 años y estudiante de séptimo semestre de derecho en la Universidad La Gran Colombia. Su cuerpo fue hallado en la vereda La Concha, sector conocido como Bremen, con múltiples heridas de arma blanca.
Desde entonces, su madre, Yury Forero Ríos, ha enfrentado un arduo y doloroso proceso en busca de justicia. Residente en el extranjero, ha realizado múltiples viajes a Colombia para asistir a las audiencias programadas, las cuales han sido reiteradamente aplazadas o canceladas. Esta situación ha generado en ella una profunda sensación de impotencia y frustración, al ver que el caso de su hija permanece estancado sin avances significativos.
Las autoridades señalaron como presunto responsable a Cristian Alejandro Ospina Fernández, quien fue capturado por homicidio pero posteriormente dejado en libertad por vencimiento de términos. A pesar de las pruebas y testimonios recolectados, el proceso judicial no ha mostrado progresos concretos, lo que ha llevado a la madre de Yenny a alzar su voz en múltiples ocasiones, solicitando celeridad y compromiso por parte de las entidades competentes.
“Realmente hasta ahora lo que pasa con el proceso es que lo han dilatado demasiado… han cancelado varias audiencias”, expresó Yury Forero en una entrevista. Ella hace un llamado a las autoridades para que brinden todas las garantías necesarias y respeten los plazos establecidos, con el fin de esclarecer totalmente las causas de la muerte de su hija y cerrar este doloroso capítulo.
Este caso pone en evidencia las falencias del sistema judicial colombiano, donde la dilación y la falta de respuestas oportunas perpetúan el dolor de las familias víctimas de la violencia. La comunidad de Circasia y los allegados de Yenny Karolay Nohava Forero continúan clamando por justicia, esperando que su lucha no quede silenciada en el tiempo y que se haga honor a la memoria de una joven cuyo futuro fue truncado de manera abrupta.
A casi tres años del crimen, el clamor de una madre y de toda una comunidad resuena más fuerte que nunca: justicia para Yenny.
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