Científicos austriacos y de japón recrearon las condiciones que podrían haber dado lugar al origen de la vida

La vida en la Tierra es el resultado de una serie de procesos químicos complejos y azarosos que tuvieron lugar hace miles de millones de años. Sin embargo, los orígenes de estos procesos siguen siendo un misterio para la ciencia. ¿Cómo se formaron las primeras moléculas orgánicas capaces de almacenar y transmitir información genética? ¿Qué condiciones ambientales favorecieron su aparición y evolución? ¿Qué papel tuvo el caos y el desorden en la química prebiótica?

Un reciente estudio ofrece algunas pistas al respecto. Los investigadores del Centro Australiano de Astrobiología de la Universidad de Nueva Gales del Sur y del Instituto de Tecnología de Tokio recrearon en el laboratorio condiciones “desordenadas” que podrían haber dado lugar a precursores necesarios para la formación de la vida en la Tierra primitiva. Descubrieron que la reacción autocatalítica de la formosa, que produce azúcares a partir de formaldehído, puede manipularse para producir ingredientes clave para la formación de ARN, uno de los primeros polímeros que almacenan información genética.

La reacción de la formosa, descubierta en 1861 por el químico químico ruso Alexánder Butlerov, es una de las más simples y versátiles que existen. Se trata de una reacción que se retroalimenta a sí misma, es decir, que los productos que genera son a su vez reactivos que mantienen el proceso. Además, es una reacción que puede ocurrir en una amplia variedad de condiciones, como diferentes temperaturas, pH o concentraciones. Esto la convierte en una candidata ideal para explicar cómo se formaron los primeros azúcares en la Tierra primitiva, donde el ambiente era hostil y variable.

Este hallazgo tiene importantes implicaciones para el estudio del origen de la vida, ya que sugiere que la complejidad biológica puede surgir de procesos químicos simples y caóticos. Además, abre la posibilidad de aplicar este enfoque de “química desordenada” a otros campos, como la síntesis de compuestos farmacéuticos, aprovechando las ventajas de la autocatálisis.

La reacción de formosa, que durante mucho tiempo se consideró una curiosidad química sin relevancia biológica, ha demostrado ser una fuente potencial de los ingredientes necesarios para la formación de la vida. Este descubrimiento nos acerca un poco más a comprender cómo surgió el milagro de la vida en nuestro planeta.

Notas De Cristal Para Una Generación En Construcción

Compartir:

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Discover more from Revista Juventud

Subscribe now to keep reading and get access to the full archive.

Continue reading