Históricamente, hemos subsistido bajo un estado cuyo lema principal parece ser operar bajo la insidiosa idea de “favorecer a los favorecidos y joder a los jodidos.” Esta frase, como un tatuaje en el tejido de nuestra sociedad, revela una realidad incómoda que merece nuestra atención urgente. Aquí, te invito a cuestionar la comodidad de la indiferencia y a explorar cómo, como seres humanos, como colombianos y como ciudadanos, podemos rechazar esta lógica perniciosa que perpetúa la desigualdad.
Vivir bajo un sistema que privilegia a unos pocos mientras marginiza a muchos no es solo un hecho histórico; es una realidad que define nuestras vidas diarias. Esta disparidad, lejos de ser una casualidad, es el resultado de una mentalidad arraigada que favorece el estatus quo. ¿Estamos dispuestos a desafiar estas normas establecidas y cuestionar la lógica de “favorecer a los favorecidos y joder a los jodidos”?
Esta ideología impregna cada rincón de nuestra existencia, y es crucial que nos preguntemos: ¿Estamos dispuestos a ser agentes de cambio y desafiar la lógica perniciosa de “favorecer a los favorecidos y joder a los jodidos”? Como seres humanos, recordemos nuestra capacidad innata para empatizar y comprender la realidad de aquellos sistemáticamente desfavorecidos.
En la compleja trama de nuestra sociedad colombiana, cada uno de nosotros desempeña un papel. ¿Seremos meros espectadores que permiten que esta ideología perdure, o daremos un paso al frente para ser parte del cambio?
Como ciudadanos comprometidos, defendamos políticas que fomenten la igualdad y la justicia social. Nuestras acciones individuales pueden tener un impacto colectivo, y al cambiar nuestra mentalidad, podemos allanar el camino hacia una sociedad más justa.
Desafiar la inercia de la desigualdad no es solo un acto de valentía, sino una necesidad imperante. La sociedad no cambiará por sí sola; somos nosotros quienes debemos impulsar esa transformación. Reconozcamos el poder de nuestras voces colectivas al alzarnos contra la injusticia arraigada en el sistema.
La lucha contra la desigualdad también implica cambiar las narrativas que han perpetuado la idea de que algunos merecen más que otros. Desafiar el status quo significa no solo cuestionar las estructuras existentes, sino también construir nuevas narrativas que celebren la igualdad y la inclusión.
La educación emerge como una herramienta fundamental en la batalla contra la desigualdad. Alzaremos nuestras voces no solo para exigir cambios estructurales, sino también para abogar por un sistema educativo que empodere a todas las capas de la sociedad, eliminando barreras y construyendo puentes hacia un futuro más equitativo.
En última instancia, la elección es nuestra. ¿Seguiremos permitiendo que la ideología de “favorecer a los favorecidos y joder a los jodidos“ prevalezca, o nos convertiremos en arquitectos del cambio, construyendo un futuro donde cada individuo tenga la oportunidad de prosperar? La elección está en nosotros, y es hora de decidir en qué lado queremos estar en la historia.
Una nota de cristal de: Alejandro Nieto Loaiza, Administrador de empresas en formación, Director Revista Juventud
#HacerQueBuenasCosasPasen
Notas De Cristal Para Una Generación En Construcción
