En Suecia científicos secuenciaron por primera vez el ARN de un tigre de Tasmania, ¿Que posibilidades trae este descubrimiento?

El estudio de los restos genéticos de especies extintas es una de las áreas más fascinantes y prometedoras de la biología. Recientemente, un equipo internacional de investigadores ha logrado un hito histórico al secuenciar el ARN de un tigre de Tasmania, un animal que desapareció hace casi un siglo. Este hallazgo tiene implicaciones tanto para la conservación de la biodiversidad como para la salud pública.

El tigre de Tasmania, también conocido como tilacino, era un marsupial carnívoro que habitaba en Australia y Nueva Guinea. Su aspecto era similar al de un perro con rayas negras en el lomo, pero su anatomía y comportamiento eran propios de los marsupiales. Era el único superdepredador de su ecosistema, capaz de cazar presas grandes como canguros y ualabíes. Sin embargo, su existencia se vio amenazada por la llegada de los colonos europeos, que lo cazaron por considerarlo una plaga para el ganado, lo expusieron a enfermedades desconocidas para él, destruyeron su hábitat y le introdujeron competidores como el zorro y el dingo. El último ejemplar conocido murió en el zoológico de Hobart, Tasmania, en 1936.

Desde entonces, muchos científicos han soñado con la posibilidad de recuperar esta especie perdida, ya que se cree que gran parte de su hábitat original aún se conserva y que su reintroducción podría beneficiar al equilibrio ecológico. Sin embargo, hasta ahora no se había podido obtener información genética suficiente para intentar una clonación o una edición genética que permitiera crear un animal similar al tigre de Tasmania. El principal obstáculo era que el ADN se degrada con el tiempo y los especímenes disponibles en los museos estaban demasiado dañados para extraerlo.

Pero el equipo liderado por la Universidad de Estocolmo ha encontrado una solución ingeniosa: en lugar de buscar ADN, buscaron ARN. Esta tiene la ventaja de que se encuentra en mayor cantidad y diversidad que el ADN en las células, y que puede revelar información sobre la expresión génica y la regulación de los genes. Los investigadores utilizaron una técnica llamada secuenciación masiva para analizar el ARN del tejido muscular y la piel de un tigre de Tasmania disecado que se conservaba desde 1890 en el Museo Sueco de Historia Natural. A pesar del tiempo transcurrido y las condiciones de conservación, se logró recuperar ARN de alta calidad, lo que permitió la descripción de genes faltantes de ARN ribosómico y microARNs que regulan la expresión génica.

Este avance tiene dos implicaciones importantes: por un lado, abre la puerta a futuras investigaciones en las que se puedan extraer y secuenciar ARN de especímenes y tejidos almacenados en museos de todo el mundo, lo que podría tener aplicaciones en la recuperación de información genética de animales extintos y en el estudio de genomas de virus ARN, como el SARS-CoV-2 y sus precursores evolutivos en muestras conservadas en colecciones de museos. Por otro lado, acerca la posibilidad de resucitar al tigre de Tasmania, ya que se podría utilizar el ARN como molde para sintetizar ADN. Aunque aún hay muchos desafíos técnicos y éticos por resolver, este estudio representa un paso adelante en la ciencia y en la esperanza de devolver a la vida a uno de los animales más emblemáticos y misteriosos del planeta.

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