
La filtración de los audios del excanciller Álvaro Leyva ha desatado una tormenta política en Colombia. Pero más allá de las declaraciones explosivas sobre la supuesta intención de “sacar” al presidente Gustavo Petro del poder, hay un nombre que resuena con fuerza en el trasfondo de la trama: Francia Márquez, actual vicepresidenta de la República.
En los audios revelados por El País de España, Leyva no solo expone un plan para forzar la salida anticipada de Petro, sino que menciona explícitamente a Márquez como la figura que debería asumir el poder en su lugar. “Su lugar lo ocuparía Francia Márquez”, se escucha en una de las grabaciones. El excanciller habría asegurado a sus interlocutores en Estados Unidos que contaba con pruebas de la supuesta inhabilidad del presidente y que Márquez era la opción legítima para garantizar la transición.
La controversia se intensificó cuando se conocieron mensajes entre Leyva y la vicepresidenta. En uno de ellos, fechado el 31 de marzo, él le escribe: “Sigue en mi mente con más vigencia. Mucha fortaleza. Cero debilidad. Abrazo”. Márquez responde: “Buenos días. Muchas gracias. Así seguimos firmes para cumplir la promesa con el pueblo colombiano”. Aunque el intercambio puede interpretarse como una cortesía política, su aparición en medio de una conspiración declarada ha levantado sospechas.
La reacción de Márquez fue rápida y contundente. En un comunicado público, afirmó: “No existe la posibilidad de que me preste para conspiraciones. No me mueve el resentimiento ni la conveniencia, y a quienes creen que podrán utilizarme como instrumento de sus ambiciones, les digo: están profundamente equivocados”. También subrayó su respeto por el orden constitucional y su lealtad al presidente Petro.
Sin embargo, las dudas no se disiparon del todo. El congresista Alfredo Mondragón, del mismo Pacto Histórico, pidió que Márquez se aparte temporalmente del cargo mientras se esclarecen los hechos. “Lo preocupante es su silencio inicial. Si no hay explicaciones contundentes, debe dar un paso al costado”, declaró.
El presidente Petro, por su parte, ha evitado confrontarla directamente, pero fuentes cercanas al Palacio de Nariño aseguran que la relación entre ambos se ha enfriado. La mención de Márquez como posible sucesora en un plan de desestabilización ha generado tensiones internas en el gobierno, justo cuando se avecinan decisiones clave en materia de reformas y gobernabilidad.
¿Fue Francia Márquez una víctima de manipulación política o una figura pasiva en una estrategia mayor? ¿Su cercanía con Leyva fue malinterpretada o existía una sintonía política más profunda? Por ahora, no hay pruebas que la vinculen directamente con la conspiración, pero su nombre quedó inevitablemente atado a uno de los episodios más delicados del gobierno Petro.
Lo que está claro es que el escándalo ha puesto a prueba no solo la estabilidad institucional del país, sino también la cohesión interna del proyecto político que llevó a la izquierda al poder por primera vez en la historia reciente de Colombia.
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