Entendiendo el concepto de Centro-Periferia como una dinámica con implicaciones sociales y políticas, se destaca la notoria brecha entre los países del centro (desarrollados) y los países en desarrollo ubicados en la periferia. Se observa que las relaciones económicas basadas en el intercambio de bienes y servicios por materias primas entre los países del centro y los de la periferia acentúan una dinámica de dominación, siendo los países desarrollados los dominantes y los países subdesarrollados los dominados.
Esta imposición de estructuras económicas en países no preparados para un mercado global trae consigo innovación y mejores condiciones de vida para ciertos sectores de la sociedad, Sin embargo, también genera un impacto negativo en el mercado interno de los países periféricos e impide la estimulación de la competitividad de los sectores productivos nacionales. Lo cierto es que uno de los impactos negativos más notorios es la indignidad social promovida por el discurso hegemónico de esta condición de dominación, y es esta falta de dignidad lo que produce una falta de identidad en la sociedad colombiana. Viéndose reflejada esta falta de identidad en las recientes elecciones regionales.
Uno de los textos que aborda esta problemática de identidad es “¿Dónde está la franja amarilla?” por William Ospina. Ospina, quien no solo resalta el hecho de que exista históricamente una falta de identidad de parte de los colombianos, sino que además es esa falta de identidad la que nos hace reaccionar de manera cíclica ante eventos o situaciones que tienen el potencial de cambiar estructural y dialécticamente nuestra cultura. Ospina plantea la pregunta: “¿Cómo se sostiene una sociedad en la que todos saben que prácticamente nada funciona?” La respuesta que los colombianos le hemos dado a esta pregunta es simple: “Haciendo lo mismo de siempre, leyendo lo mismo de siempre, viendo lo mismo de siempre, ejerciendo mi derecho al voto con la misma mentalidad política de siempre”. Siendo esta, una respuesta que no nos ha funcionado bien en los últimos años, al menos no en materia de derechos humanos, de condiciones de vida dignas, ni de representantes políticos efectivos.
Promovido fuertemente con el tratado de libre comercio de Cesar Gaviria 1990-1994, el imperialismo norteamericano a tenido una fuerte injerencia en nuestra falta de una identidad que nos guie a una transformación social. Problema que deriva de la profunda frustración marcada por la desigualdad, la falta de oportunidades, la injusticia y la politiquería. Aquellas razones forman parte fundamental de las razones por las cuales votamos como votamos en las elecciones regionales, es decir, con un sentido de cambio perdido.
A diferencia de Ospina, quien sostiene que la sociedad colombiana no espera nada, pienso que, por el contrario, espera mucho, y aquello producto de tantos años de desesperanza, no deja de ser una concepción idílica fácil de romper. Una concepción que presenta grietas, y ante esto nos volvimos puramente reaccionarios, retrocedimos al pasado. Gobiernos anteriores que nos defraudaron, y un gobierno actual, que para muchos ciudadanos no ha cumplido con sus expectativas. Cabe recalcar que un país no se salva en un año, ni en cuatro, pero si se pueden sentar las bases una identidad antimperialista.
Este impacto social y cultural que tienen las dinámicas desiguales de comercio entre países dominados y países dominantes a la luz del contexto colombiano, no es más que la secuela de un neocolonialismo bajo el cual se a fundamentado el pensamiento político colombiano que se ejecutó en las pasadas elecciones regionales. Dicho accionar se puede simplificar bajo la lógica de la frase “más vale malo conocido, que malo por conocer”. Frente a este panorama simplista y desesperanzador, la necesidad de una apropiación histórica se presenta como imperativa, exigiendo aquello que el centro nos arrebató a nosotros, la periferia.
Una Nota de Cristal de: Mateo Galindo, estudiante de Administración de Empresas, Universidad del Valle.
Notas De Cristal Para Una Generación En Construcción
Excelente …..definición