Mientras el gobierno anuncia jornadas de diálogo social con la disidencia del Estado Mayor Central (EMC) en el Caguán, la facción liderada por Iván Mordisco que se retiró del proceso libra fuertes enfrentamientos con el Ejército en el departamento del Cauca.
Los combates se intensificaron desde que el presidente Gustavo Petro levantó el cese al fuego en Cauca, Nariño y Valle del Cauca el pasado 17 de marzo. Este fin de semana, nuevos choques entre militares y disidencias del frente Carlos Patiño, perteneciente al EMC, dejaron al menos cuatro soldados muertos y varios heridos.
La disputa se centra en el control del estratégico Cañón del Micay, un enclave cocalero que concentra el 75% de los cultivos ilícitos en Cauca. Durante el último año, este punto neurálgico se ha convertido en el talón de Aquiles de la negociación de paz, al ser un corredor clave para las economías ilegales que nutren el poder económico de la disidencia.
Tanto el gobierno como el grupo armado buscan tomar el control del Cañón del Micay, específicamente del corregimiento de El Plateado, principal fortín de Mordisco. El Ejecutivo pretende implementar allí un plan piloto de sustitución de cultivos ilícitos.
En medio de esta batalla, el Ejército denunció que la disidencia profanó los cuerpos de los soldados caídos, mientras que el grupo armado acusó a las Fuerzas Militares de ocultar la verdadera cifra de bajas.
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