En los tiempos del coronel que no tenía quien le escribiera, este le dice a don Sabas, que para enterarse de lo que sucede en Colombia, hay que leer los diarios europeos.
En Colombia, tenemos un periodismo deprimente y mentiroso. Si queremos saber qué pasa en nuestro Macondo, debemos tirar las cartas, contratar al profesor Sutatán, a la bruja Dioselina, o en el mejor de los casos, leer a Nostradamus. Cuando un periodista escribe o presenta una noticia, debe pensar primero en el lector u oyente. Los periodistas colombianos, con muy honrosas excepciones, piensan en su contrato, en sus pautas, en su bolsillo y en su patrón.
En este Macondo, los medios de comunicación, son los medios de propaganda de sus dueños, que a su vez son los dueños del país. Los Gustavo Gómez, Juan Carlos Vélez, Néstor Morales, las Vicky Dávila, Karla Arcila y Vanessa de la Torre, entre otros muchos, superbién remunerados, son mentirosos compulsivos, y lo peor es que fungen como adalides de la independencia y la verdad.
Quién puede ser independiente con un sueldo de setenta millones de pesos y bajo las órdenes de Luis Carlos Sarmiento, o de las familias Gilinsky, y Ardila. La FLIP Fundación para la libertad de prensa, se ha convertido en la defensora a ultranza de la verdad comprada, de la noticia dirigida, y no en su función verdadera la cual es velar por la libertad de prensa. La FLIP es una fundación para la defensa de los medios de desinformación, debiera transformarse en FDPP Fundación para la defensa de la prensa prepago.
Esto no es una fantasía, la prensa colombiana, llena de odio por un presidente que solo quiere que los colombianos del hambre, coman un poco mejor, que los colombianos sin casa, como decían los abuelos, tengan donde meter la cabeza, que en Colombia la salud sea un derecho y no un negocio, y que las cosas marchen bien y lejos de la corrupción, está dedicada a desinformar y a hacer pasar como noticia, sus opiniones, y todo por el módico sueldo promedio de setenta millones de pesos mensuales. No sin razón, el presidente Petro, no aguantó más y se vio obligado a confrontar las mentiras compulsivas de los periodistas, ante lo cual se han despelucado acusándolo de querer manipular la prensa colombiana, eso es lo que menos le interesa al presidente, quien solo le pide a los periodistas que informen con la verdad, es decir que sean verdaderos periodistas.
Estos periodistas de la verdad comprada, adoradores de Mendacium, la diosa romana de la mentira, son mentirosos profesionales, y como Odiseo, maestros del ardid y del engaño. Estos pseudologos debieran respetar la memoria de alguien a quien dicen respetar, Javier Darío Restrepo, lo cito textualmente “En cuanto el periodismo se ejerce como poder, pierde su esencia, y se convierte en otro más de los poderes que se disputan el control de la sociedad, mediante el uso de la fuerza, y del dinero”.
La prensa cumple su función ideológica en defensa de los poderosos dueños de la economía colombiana, su propósito es hacer ver como malo, lo que es bueno, para que en las elecciones que se avecinan, y en las presidenciales del 2026, puedan retomar el poder político que perdieron en el 2022 y que los tiene como en la película de Almodovar, al borde de un ataque de nervios.
Invoco a todos los dioses, a los del más allá y a los del más acá, principalmente a Veritas, diosa romana de la verdad, y a su par griega Alétheia, a que vengan a mi querido Macondo, y les dicten un taller de periodismo a nuestros pseudologos comunicadores, y les regalen a cada uno un espejo de la verdad, para bien del periodismo, y especialmente del pueblo colombiano que ve desconocido el derecho a la verdad, el derecho a estar bien informado.
Una nota de cristal de: Gonzalo Osorio Toro.
Revista Juventud, Notas De Cristal Para Una Generación En Construcción.
