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| Imagen tomada de la página laopinion.com.co |
El presidente colombiano Gustavo Petro ha dado un paso adelante respecto al conflicto de Israel y Palestina, al suspender la compra de armas a Israel, el país que ha cometido un atroz crimen contra la humanidad en Gaza. Petro ha denunciado con claridad y firmeza el genocidio que el régimen de Netanyahu ha perpetrado contra el pueblo palestino, comparándolo con el Holocausto que sufrieron los judíos en la Segunda Guerra Mundial. Petro ha exigido que el mundo reaccione y bloquee a Israel, que viola sistemáticamente el derecho internacional y los derechos humanos. Petro ha mostrado su solidaridad con Brasil, que también ha condenado la agresión israelí y ha retirado a su embajador de Tel Aviv. Petro ha demostrado ser un líder comprometido con la paz, la justicia y la dignidad de los pueblos.
El bombardeo israelí en Gaza ha sido una masacre indiscriminada e injustificada, que ha causado la muerte de más de 100 palestinos, entre ellos niños, mujeres y ancianos, y el herido de más de 700. El Ejército israelí ha disparado contra civiles indefensos que esperaban ayuda humanitaria, y luego ha avanzado con sus tanques sobre los cadáveres. Israel ha mentido al decir que la mayoría de las muertes fueron causadas por una estampida provocada por la llegada de camiones con ayuda. Israel ha demostrado ser un Estado terrorista, racista y criminal, que no respeta ni la vida ni la soberanía de los palestinos. Israel debe ser sancionado y aislado por la comunidad internacional, que no puede seguir siendo cómplice de sus atrocidades.
Petro ha actuado con coherencia y responsabilidad al suspender la compra de armas a Israel, que solo servirían para alimentar el conflicto y la violencia en Oriente Medio. También, es menester reconocer en este punto álgido del conflicto, la humanidad del pueblo palestino, que sufre una ocupación ilegal y una opresión brutal por parte de Israel. Petro ha decidido enfrentarse a las presiones y amenazas de Israel, que pretende imponer su agenda imperialista y belicista en América Latina. Este actuar pretende impulsar una política exterior soberana y solidaria, que se basa en los principios de la no injerencia, el respeto mutuo y la cooperación pacífica.
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