Prohibido rezar

Cada vez que veo a alguien pelando las rodillas ante el cristo de los altares, me acuerdo del hermoso poema de Antonio Machado, cantado por Joan Manuel Serrat, “¿Quién me presta una escalera, para subir al madero, y quitarle los clavos a Jesús el nazareno”. Lo dijo Ricardo Arjona, “Jesucristo es verbo y no sustantivo”. Cuando veo y siento el dolor y el llanto de la humanidad, entiendo que:

• Jesucristo no es un pedazo de yeso en una iglesia, ni el que está coronado de oro en El vaticano.
• Jesucristo no es el señor de la guerra que masacra pueblos enteros por sus ansias de poder.
• Jesucristo no es el político que le roba a un pueblo sus sueños de bienestar y calidad de vida.
• Jesucristo no es el parroquiano que reza ignorando el hambre de su vecino.
• Jesucristo no es el cura pederasta, ni el obispo cómplice, ni el cardenal sordo y ciego, ni el papa Juan Pablo de la conspiración del silencio.
• Jesucristo no es la hostia en la iglesia, sino el pan en las calles y en las cocinas vacías.

Dice la canción del venezolano Alí Primera, “No, no no basta rezar, hacen falta muchas cosas para conseguir la paz”. En vez de estar rezando y con el mazo dando, o como se dice por ahí, “El que peca y reza empata” es mejor que entendamos de una vez y para siempre, que:

• Jesucristo es el niño que llora, por su tetero vacío.
• Jesucristo es el obrero explotado y sin prestaciones sociales.
• Jesucristo es el llanto de las viudas y huérfanos, por los asesinados en los caminos.
• Jesucristo es el pez en la pecera y el pájaro enjaulado, condenado sin delito alguno.
• Jesucristo es el hombre sin techo y sin cobija.
• Jesucristo es la víctima del paseo de la muerte, sin EPS que responda, ni hospital que lo reciba.
• Jesucristo es el dolor del hambre en las barrigas vacías.
• Jesucristo es el indigente en la calle, sin horizonte de vida.
• Jesucristo es el padre Camilo Torres, el sacerdote Ulcué Chocué, y monseñor Óscar Arnulfo Romero.

Carlos Francisco Muriel, Monseñor Bienvenido, el personaje de Víctor Hugo, con sus acciones se ganaba el corazón de sus feligreses, no con sus rezos.  Reza el piloto al montar en el avión, para ir a bombardear a los niños de Vietnam, de Gaza, de Yemen, de Ucrania, y en los campos de Colombia, reza el sicario para que la virgen le dé puntería, reza el torero para que la virgen lo proteja, para torturar y asesinar al toro, reza el político en misa de cinco y roba a su pueblo el resto del día, reza el patrón mientras explota al obrero, y el banquero reza dando gracias, por sus billonarias ganancias exprimiendo al pueblo. Por eso canta Alí Primera “No, no no basta rezar”.

Por eso, porque no basta rezar, humildemente y sin temor, en nombre de las lágrimas del Cristo de los caminos, las lágrimas de Jesús Obrero, y las lágrimas del hambre y la miseria, en nombre de los padres Camilo Torres, Álvaro Ulcué Chocué, y san Óscar Arnulfo Romero, les prohíbo rezar:

• A los políticos que se roban el bienestar y la calidad de vida de sus pueblos.
• A todos aquellos, que porque la tienen, marchan en contra de que les den una pensión a miles de ancianos desprotegidos, para que tengan una vida y muerte dignas.
• A todos aquellos que teniéndola, marchan para que en las veredas, los campesinos no tengan un puesto de salud.
• A todos aquellos que desde las poltronas de sus casas, se oponen a que la paz reine en nuestra patria.
• A todos los afortunados de la vida, marchan para que los obreros no tengan un trabajo digno.
• A todos aquellos que amasan fortunas multibillonarias, a costa de la miseria de sus empleados y del pueblo en general.
• A todos aquellos que amparados en la iglesia, la han convertido en una cueva de ladrones, y que fueron expulsados del templo a latigazos, por Jesús.

Y bien podría prohibirme a mí mismo, rezar, pero resulta que yo no rezo.

Una nota de cristal de: Gonzalo Osorio Toro

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