La libertad contemplada en el articulo 11 de nuestra constitución (incluso antes que la vida) como derecho fundamental nos permite hacernos varias preguntas sobre la libertad de un individuo, ¿qué es realmente ser libre?, ¿hasta dónde llega la libertad? y ¿quién puede decidir sobre nuestra libertad? Desde tiempos inmemoriales la privación de la libertad ha sido utilizada como castigo, el restringir el espacio ha sido percibido como forma de coartar la movilidad por un espacio de una persona, pero también de proteger al resto de población de este individuo, es por eso que desde distintas civilizaciones han optado por generar sistemas de jueces y centros penitenciarios en aras de hacer cumplir la norma que regula la convivencia los niveles de violencia a los que pueden llegar los seres humanos.
La violencia está supeditada a la humanidad, por ello parece ser que el uso real de la ley es la de establecer los estatutos de los diferentes niveles de violencia que puede alcanzar un individuo para ser castigado. La privación de la libertad y las instituciones que se utilizan han ido cambiando, y la concepción de humanidad y de libertad también, puesto que pasamos de la esclavitud a campos de trabajos, campos de concentración, gulag y las cárceles, evidentemente las nominaciones han cambiado según el contexto histórico y cultura donde se ubica, pero tienen en común la perdida de la identidad, y de la condición de humanidad, donde el cuerpo incorpora un estándar (uniformes, cortes de cabello, trabajos forzados, apodos, privilegios) y es así donde la identidad se pierde.
Todos y todas tenemos un aroma que nos distingue, gran parte de las relaciones humanas y aficiones a algo o alguien está dado por los olores y aromas, en boca de algunos presos mencionan que hasta esa dimensión se pierde al entrar a una cárcel, un docente mío refería “si pierdes el olor, ya no eres tú, eres la cárcel”, dejan de ser individuos y pasan a ser solo reos. Por ello debemos pensarnos si la privación de la libertad es suficiente para castigar o solo es una tortura simbólica donde la perdida de su vida en sociedad se ve interrumpida por la irrupción de sus derechos. Dejan de ser personas para volverse los “ellos” que pasan sus días en un espacio reducido, “esos” que han colocado en velo su humanidad y han sido estigmatizados y emancipados, y creemos que ellos pueden ser sujetos de cualquier aberración por su pasado.
El llamado es a pensarnos de manera diferente el castigo como método para respetar la norma, porque en Colombia ni la policía representa autoridad, es por eso que la educación, la psicología, la política y diferentes áreas que inciden directamente en los individuos son los responsables de nuestra población. Seremos los llamados a colocar al anverso este país en función de la urgencia por re-existir.
Una nota de cristal de: Enmanuel Cubides Quijano, Estudiante de 5to semestre de psicología, Representante de la Facultad de Psicología de la Universidad del Valle.
Notas De Cristal Para Una Generación En Construcción
La libertad un derecho de todo ser humano, se ha convertido en un instrumento de castigo para el mismo hombre…. Que ironía.