Ríos voladores | Viernes por el planeta – Proyecto Roble y Revista Juventud

 

Tal vez ya hayas oído el término “Ríos voladores”. Este término se refiere a la cantidad de agua que viaja en las nubes por efecto de la evapotranspiración (Evaporación y transpiración). 

La selva amazónica, dado su enorme tamaño: 6.7 millones km², atrae gran cantidad de precipitaciones y sus ríos son enormes. 

La región amazónica colombiana comprende 48 millones de hectáreas en las que predominan tres figuras de ordenamiento territorial: la zona conservada ocupa 38 millones, de las cuales, 178 resguardos indígenas se sitúan en 25 millones, y 12 parques nacionales naturales en cerca de 8 millones. 

Cada árbol amazónico toma agua del suelo y de los ríos a través de sus raíces y gracias a las hojas de su follaje libera gran cantidad de vapor a la atmosfera. 

Cada árbol de la Amazonia, según el Instituto Nacional de Investigación Espacial del Brasil, puede transpirar hasta mil litros de agua al día, lo cual significa que todo el bosque amazónico transpira 20 mil millones de toneladas de agua diariamente, esto unido a lo enviado por lo menos por 400.000 millones de árboles nos da una inmensa masa de agua que luego es transportada por el viento a ciudades como Bogotá entre otras.  Algunos analistas hablan de por lo menos 600.000 millones de árboles

Esta inmensa cantidad de agua bombeada del suelo a la atmosfera crea inmensos flujos aéreos de agua, que forman nubes, que son arrastradas por los vientos, dando forma a los famosos ríos voladores.

No solamente el Amazonas lleva aguas a la ciudad capital: Bogotá, también lo hace a casi todas las ciudades de Suramérica. Bogotá es relevante dada su característica de estar rodeada de páramos que contienen esa agua en la vegetación y en grandes lagunas, en ecosistemas como el Sumapaz, el parque de chingaza y todas las zonas altas que rodean a Bogotá y que le sirven de grandes reservorios. 

La destrucción del Amazonas nos generaría un desequilibrio tal que interrumpiría este flujo de ríos voladores que ya no llegarían en la misma cantidad, provocando déficit de este líquido vital e impactando en el clima general, haciéndolo más caliente y precipitando mayores niveles de cambio climático que generaría una reacción en cadena desequilibrando el clima mundial. 

Los anuncios de numerosos países tendiendo a buscar mayores acciones en pro de la conservación de la Amazonía son muy importantes. La declaración de Estados Unidos de aportar hasta 500 millones de dólares a un fondo multinacional que busca la conservación del ecosistema Amazónico es un ejemplo para que muchos otros se sumen a esta valiosa iniciativa.

Los nuevos gobiernos en Colombia y en Brasil han dado declaraciones de marchar en pro de la conservación del Amazonas e incluso trabajar por retornar áreas que fueron devastadas para la ganadería, los cultivos ilícitos y la minería. 

Desde Revista Juventud aplaudimos todas las medidas que nos lleven a salvar la casa común: El planeta Tierra

En alianza con Proyecto Roble

 

Revista Juventud, Notas De Cristal Para Una Generación En Construcción.
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