¿Qué justicia se puede hacer para las víctimas del Holocausto cuando los responsables de sus sufrimientos y muertes son ancianos que apenas pueden recordar sus crímenes? Esta es la pregunta que se plantea ante el caso de un hombre de 98 años, exguardia de un campo de concentración nazi, que ha sido acusado de complicidad en el asesinato de más de 3.300 personas durante la Segunda Guerra Mundial en Alemania. El hombre, cuya identidad no ha sido revelada por las leyes de privacidad alemanas, trabajó en el campo de Sachsenhausen entre 1943 y 1945 y está acusado de ayudar en el cruel asesinato de miles de prisioneros, muchos de ellos judíos. Dado que era menor de edad en ese momento, será juzgado como tal. Una evaluación psiquiátrica en 2022 determinó que está en condiciones de ser juzgado dentro de ciertos límites.
Este caso es uno más de los últimos intentos de Alemania por llevar a la justicia a los supervivientes de los crímenes de guerra nazis, que ahora son octogenarios o nonagenarios. El año pasado, otro exguardia de Sachsenhausen de 101 años fue condenada a cinco años de prisión por complicidad en el asesinato de 3.518 personas durante el Holocausto. También se ha buscado llevar a juicio a otros involucrados en crímenes nazis, incluida una mujer alemana de 96 años.
Sachsenhausen fue un campo de concentración construido en 1936, y se cree que alrededor de 100.000 prisioneros murieron allí de los aproximadamente 200.000 que pasaron por el campo. Durante la Segunda Guerra Mundial, la población de reclusos del campo varió considerablemente. Se estima que durante la Segunda Guerra Mundial murieron seis millones de judíos en campos de concentración nazis, además de cientos de millas de otras personas, como romaníes, opositores políticos, homosexuales y personas con discapacidades físicas o de aprendizaje.
El juicio al exguardia nazi plantea un dilema ético y legal sobre cómo castigar a los culpables de uno de los mayores genocidios de la historia, cuando han pasado décadas desde sus atrocidades y cuando su estado físico y mental es precario.
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