La papa es uno de los alimentos más consumidos y producidos en el mundo, pero también uno de los más vulnerables a las plagas, las enfermedades y el cambio climático. Por eso, resulta admirable y esperanzador el esfuerzo que están realizando los productores del páramo de Mérida, en Venezuela, para innovar en el cultivo de este tubérculo mediante la aeroponía.
La aeroponía consiste en sembrar las plantas con las raíces expuestas al aire, en un ambiente controlado y con una solución nutritiva que se pulveriza sobre ellas. Esta técnica permite ahorrar agua, espacio y fertilizantes, además de evitar el uso de pesticidas y mejorar la calidad sanitaria de los productos.
Según un reportaje de RT , en Mucuchíes, a más de 3.400 metros sobre el nivel del mar, se ha establecido un núcleo de aeroponía que ha logrado una cosecha de papas con un rendimiento cuatro veces superior al de los cultivos tradicionales. Este proyecto, apoyado por el Ministerio de Ciencia y Tecnología, es el primero de su tipo en Venezuela y quizás en el mundo.
Esta iniciativa demuestra que la ciencia y la tecnología pueden ser aliadas de la agricultura y del desarrollo sustentable. También evidencia la capacidad de adaptación y creatividad de los productores venezolanos, que enfrentan las dificultades económicas y sociales con propuestas innovadoras y ecológicas.
La aeroponía es una alternativa viable para garantizar la soberanía alimentaria y la seguridad nutricional de la población, especialmente en zonas de difícil acceso o con condiciones climáticas adversas. Ojalá que este proyecto se pueda replicar en otras regiones del país y del mundo, y que se sigan impulsando iniciativas que promuevan la agroecología y la diversificación productiva.
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