No me sorprendió, pero me dolió

No me sorprendió, pero me dolió. Me dolió ver la realidad de mi país, de mi sociedad, de mi gente. Me dolió ver la injusticia, la violencia, la corrupción. Me dolió ver la pobreza, la discriminación, la opresión. Me dolió ver la indiferencia, la apatía, la resignación. Me dolió ver la falta de empatía, de solidaridad, de amor.

No me sorprendió, pero me dolió. Porque sé que no es fácil vivir en este mundo, en este tiempo, en este lugar. Porque sé que se exige mucho a la ciudadanía, a la democracia, a la paz. Porque sé que se requiere mucho esfuerzo, mucha perseverancia, mucha superación. Porque sé que se necesita mucho valor, mucha dignidad, mucha esperanza.

No me sorprendió, pero me dolió. Porque no quiero rendirme, porque no puedo rendirme, porque no debo rendirme. Porque quiero buscar mi bienestar, mi desarrollo, mi realización. Porque quiero defender mis principios, mis valores, mis ideales. Porque quiero contribuir a mi entorno, a mi país, a mi mundo. Porque quiero ser yo mismo, ser auténtico, ser único.

No me sorprendió, pero me dolió. Y por eso, decidí hacer algo. Algo pequeño, algo simple, algo humano. Decidí parar y tomarme un respiro. Decidí respirar profundo, reflexionar tranquilo, descansar un poco. Decidí mirar a mi alrededor, escuchar a los demás, sentir con el corazón. Decidí aprender de la vida, crecer como persona, cambiar lo que puedo. Decidí agradecer lo que tengo, perdonar lo que debo, sanar lo que duele. Decidí vivir el presente, disfrutar el momento, amar sin medida.

No me sorprendió, pero me dolió. Y por eso, decidí hacer algo. Algo grande, algo complejo, algo social. Decidí ser empático. Decidí ponerme en el lugar del otro, sentir lo que siente, comprender lo que piensa. Decidí reconocer la realidad del otro, enfrentar los problemas del otro, perseguir los sueños del otro. Decidí ser solidario con el otro, ayudar al otro, apoyar al otro. Decidí ser respetuoso con el otro, valorar al otro, aprender del otro.

No me sorprendió, pero me dolió. Y por eso, decidí hacer algo. Algo que me hace sentir bien, algo que me hace sentir útil, algo que me hace sentir vivo. Algo que me hace sentir que no estoy solo, que no soy indiferente, que no soy impotente. Algo que me hace sentir que puedo hacer la diferencia, que puedo mejorar el mundo, que puedo construir una mejor sociedad.

No me sorprendió, pero me dolió. Y por eso, te invito a hacer lo mismo. A no rendirte, pero también a ser empático. A sentirte frustrado, pero no a quedarte ahí. A parar y reflexionar, pero no a detenerte ahí. A seguir adelante, pero no a olvidarte de los demás. A no rendirte, pero también a ser empático. A ser empático, pero también a no rendirte.

Una nota de cristal de: Alejandro Nieto Loaiza, Administrador de empresas en formación, Director Revista Juventud

#HacerQueBuenasCosasPasen

Notas De Cristal Para Una Generación En Construcción

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