Defensores del colectivo LGBTQ de Perú se manifestaron en la capital la semana pasada, tras la promulgación de una controvertida ley por el Ministerio de Salud que clasifica las identidades transgénero como “problemas de salud mental”.
El decreto, firmado por la presidenta Dina Boluarte y publicado el 10 de mayo, actualizó la lista del ministerio de condiciones de salud mental cubiertas por seguros para incluir “transexualismo”, “trastornos de identidad de género” y “travestismo”.
En 2019, la Organización Mundial de la Salud (OMS) cambió la clasificación de las condiciones relacionadas con la identidad de género, moviéndolas de “trastornos mentales y del comportamiento” a “condiciones relacionadas con la salud sexual”. “Las identidades trans y de género diverso no son condiciones de mala salud mental, y clasificarlas como tal puede causar un enorme estigma”, indicó la OMS.
Por su lado el Ministerio de Salud peruano defendió la actualización, afirmando que busca garantizar intervenciones integrales de salud mental. “El ministerio ratifica su posición de que el género y la diversidad sexual no son enfermedades”, señaló en un comunicado el 11 de mayo.
A pesar de esto, la actualización del Plan Esencial de Aseguramiento en Salud sigue vigente. Por lo que más de 60 organizaciones LGBTQ nacionales protestaron frente a la sede del ministerio en Lima, coincidiendo con el Día Internacional contra la Homofobia, la Transfobia y la Bifobia, el 17 de mayo.
Las organizaciones denunciaron que el decreto perpetúa “una visión arcaica” y convierte a las personas transexuales en blanco de agresiones. Transformar, una organización transfeminista peruana, pidió al ministerio reconsiderar el decreto y adoptar políticas públicas inclusivas.
Esto generó reacciones Internacionales, el representante estadounidense Robert García, demócrata por California, se comprometió a trabajar con el Departamento de Estado para “hacer retroceder este ataque directo contra los peruanos LGBTQ+”, calificando la medida de “discriminatoria, peligrosa y vergonzosa”.
Desde 2013, la Asociación Estadounidense de Psiquiatría utiliza el término “disforia de género” en lugar de “trastorno de identidad de género”, centrándose en la angustia relacionada con las experiencias de las personas transgénero, más que en las identidades en sí.
Esta medida ha generado un amplio rechazo tanto dentro como fuera del país, resaltando la necesidad de políticas que respeten y promuevan la diversidad y los derechos humanos.
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