El panorama descrito por un cultivador de coca colombiano en un video de TikTok mientras arranca arbustos de coca refleja la inestabilidad que atraviesa el mercado de la coca a nivel mundial, impactando principalmente a los países productores. En ciertas regiones cocaleras, cientos de familias se han visto afectadas por la caída del precio del producto, a pesar de ser en muchos casos la opción de trabajo más rentable disponible.
Este fenómeno se explica en parte por el crecimiento histórico de los cultivos de coca y la producción de cocaína. Según datos recientes, Colombia, Perú y Bolivia, que en conjunto representan la mayor parte de la oferta mundial de cocaína, alcanzaron en 2022 un total de unas 355,000 hectáreas de coca cultivadas. Esta cifra marca un aumento significativo en comparación con años anteriores, evidenciando una sobreoferta en el mercado.
El incremento en la producción de cocaína se debe en parte a la creciente demanda global de la droga. Según el Informe Mundial de Drogas de la ONU de 2023, el número de consumidores de cocaína en el mundo ha alcanzado un máximo histórico, con alrededor de 22 millones de usuarios. Esta demanda se mantiene estable incluso en medio de crisis como la de los opioides, con mercados emergentes en Europa Occidental, Australia, Nueva Zelanda, Asia y África.
El aumento en la oferta de cocaína ha generado una competencia intensa en el mercado, con narcotraficantes buscando expandir sus operaciones a nuevos destinos y aprovechar los altos precios que se pagan en diferentes partes del mundo. Sin embargo, esta sobreoferta ha llevado a una saturación del mercado y a una mayor inestabilidad en las relaciones entre productores, intermediarios y compradores.
En este contexto, la situación en Colombia es especialmente compleja debido a la fragmentación del control del mercado entre múltiples grupos armados. Desde la firma del acuerdo de paz en 2016, diversos grupos se disputan el control del territorio cocalero, lo que dificulta la logística del negocio tanto para productores como para compradores extranjeros.
Mientras tanto, en países como Perú y Bolivia, la lucha contra el narcotráfico se ve afectada por la inestabilidad política y la falta de una estrategia integral para abordar el problema. Aunque se han registrado aumentos en las incautaciones de drogas, la producción de cocaína sigue en aumento, lo que representa un desafío significativo para la región.
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