
Hasta hace unas semanas atrás la tauromaquia había sido un tema de tendencia a nivel nacional cuando se ratificó que, por medio de la Cámara de Representantes, el Congreso de la República prohibió todos los espectáculos o festividades en que los animales se vean afectados directamente por maltratos. Condescendientemente a esta decisión, el presidente Gustavo Petro sancionó públicamente el pasado lunes 22 de julio, la ley “No más olé” en la Plaza Cultural de la Santamaría. La nueva normativa, como era de esperarse, fue más que bien recibida por grupos animalistas y jóvenes que consideran que las políticas públicas también deben de ser extendidas al cuidado y bienestar de los demás seres vivos y no solamente a los humanos.
Frente a eso, no es fácil que pase inadvertido este hecho y es el preguntarse como palmirano sobre cuál será el futuro de la Plaza de Toros de la ciudad, siendo que esta ha sido históricamente un escenario que ha tenido un consistente recorrido en cuanto a la fiesta brava en el occidente del país, principalmente en la década de los años 50’s. Con esto, para hacer un posible análisis, es importante primero revisar un poco el arco de transformación histórica que ha vivenciado este lugar y así tener mejores herramientas para la construcción de una reflexión.
Inicialmente, la Plaza de Toros de Palmira, Agustín Barona Pinillos, tuvo su primer espectáculo en la inauguración que se dio fecha el domingo 27 de marzo de 1949. Para el festejo, la exhibición estaba a la cabecera de tres toreros españoles: Jaime Marco “El Choni”, Luis Mata y Paco Lara; mostrándose aquella cita como un éxito en asistencia y en presentación. Por esos días el recinto no solo fue un referente para la ciudad, sino que también escalaba para serlo en el occidente colombiano. Este se encontraba como un elemento pendular a la hora de los festejos de la fiesta brava, ya que el coso pasaba a ser el cuarto de alta categoría en el país, después de los de Bogotá, Cartagena y Medellín.
Transcurrieron ocho años del reinado de aquel recinto, hasta que el 28 de diciembre de 1957 se inauguró en Cali la Plaza de Toros de Cañaveralejo (actual Arena Cañaveralejo). La misma, como característica, duplicaba en capacidad de aforo a la de Palmira, sumado a que estaba ubicada en la mismísima capital del Valle del Cauca. Lugar que ha sido históricamente el ápice de concentración de las actividades políticas, económicas y culturales de la región. Potencialmente, esto hizo que el festejo taurino en la ciudad empezara a eclipsarse a un paso muy lento, comenzándose a ver esta como una plaza alterna o complementaria, estando ahora la sombra de los festejos presentados en la capital vallecaucana.
Pasaron las décadas y las presentaciones se siguieron realizando con cierta normalidad, incluso permitiéndose traer todavía a toreros de talla internacional. Mas no es hasta el año 1995 en que se presentó el signo de alerta más fuerte, cuando después de un ciclo taurino organizado en la ciudad, los empresarios e inversionistas expresaron abiertamente que la fiesta brava en Palmira reflejaba ya dificultades económicas en su realización, debido al poco arribo de espectadores. Se señalaba, haciendo hincapié que, aunque la plaza estaba hecha para una capacidad de 8.000 aficionados, el aforo mostraba a simples rasgos la asistencia de la mitad o menos de su máximo cupo, siendo esto ya un fenómeno repetitivo por tercer año consecutivo. En precisión, se indicaba que, con el último año mencionado, las pérdidas en su momento sumaban unos $200.000.000 (alrededor de $1.400.000.000 en la actualidad con relación al IPC), revelando con ello que el negocio de la lidia empezara a verse como algo insostenible por la poca atracción para el público palmirano y de sus alrededores.
Pasaría el tiempo y durante las siguientes décadas se realizarían presentaciones taurinas, buscando estar asociadas más fuertemente a la Fiesta Nacional de la Agricultura para conservar un espíritu festivo y que este fuera atrayente para la comunidad palmirana y sus demás vecinos. El mismo se realizó con algunas intermitencias, llegando así hasta el año 2018 en la versión número 43 de la Fiesta, siendo esta en la que se puede referenciar en ser de las últimas ocasiones en las que se tiene registro en que se intentó reavivar la pasión por la lidia en la ciudad.
El declive más notorio de la fiebre taurina se constató a mediados del año 2020, cuando la comunidad que reside alrededor de la Plaza de Toros denunció que el recinto se encontraba en estado de abandono, consecuente a este, mostrando un deterioro y descuido de las infraestructuras, generando incluso una acumulación de aguas sobre la arena, que colocaba en riesgo la salud de los aledaños. Ante esto, la Alcaldía Municipal intervino realizando diálogos directos con el dueño del predio, el cual mostró displicencia para atender la urgencia sanitaria y así buscar subsanar lo que se había causado.
Posteriormente, para dar más pie a la caída de la tauromaquia y dificultando aún más un nuevo resurgir, desde finales del año 2023, el gobierno nacional buscaba que las corridas de toros en Colombia se declararan prohibidas bajo el proyecto de ley 219 de la Cámara de Representantes (309 en el Senado de la República), logrando su cometido el 28 de mayo del presente año, cuando la plenaria de la Cámara en suma de significativa mayoría votó el “sí” de la aprobación del mismo.
Con esto como último evento ocurrido, hace simplemente que el hecho presenciado el pasado lunes sea la estocada final en la que se suman ya muchos elementos (políticos, económicos y culturales) que hacen que el presenciar una vez más una presentación taurina en “La villa de las Palmas”, por lo pronto, sea gradualmente poco probable.
Ahora, en cuanto a lo que pudiera dar contestación a la pregunta inicial, es imperativo el afirmar que hay una realidad mayor y es que, como todo negocio, necesita una legitimidad que le permita operar y una demanda que deba de ser satisfecha, y ello son dos ingredientes de los que carece notablemente la fiesta brava en la ciudad y que le imposibilitan seguir adelante. Por su contraparte, una posible solución sería una mediación para considerar un replanteamiento del recinto, así como el desarrollado en Cañaveralejo. Es decir, hacer caso preciso a lo que apunta el Artículo 5 de dicha ley y adaptarlo a que el mismo sea designado para eventos culturales, artísticos y deportivos de índoles privadas. Frente a esto, a manera de cuña, se puede constatar que ya hay un registro vivencial de forma local cuando, por ejemplo, se realizaron en el año 2013 dos presentaciones musicales: primeramente, se dio el concierto de “Ñejo & Dálmata” el 26 de abril y, la segunda, el “Gran Concierto de Bienvenida de Vacaciones” el 4 de junio, en el que se presentaron artistas de talla nacional como Son de Cali, Nelson Velázquez, entre otros.
En suma, el resignificar aquel lugar emblemático que alguna vez fue ápice de la comunidad palmirana es una tarea que aún está pendiente, pero para cumplirla a cabalidad y de manera plena, la amplitud hacia el cambio es un proceso que de momento está en manos de privados, y ellos son los que tienen ahora dicho deber de pensarse el cómo corresponder también a las demandas culturales y de ocio de la ciudad. Reflexionándose abiertamente en que la ciudadanía generacionalmente puede trasladarse a nuevos intereses de consumo o de afición, haciendo necesario con ello que las instalaciones físicas sigan cumpliendo y funcionen para el fin en que fueron construidas: para reencontrar a los integrantes de una sociedad que comparten afectuosamente gustos en común.
Una nota de cristal de: Christian Mauricio Ordóñez, Estudiante de Licenciatura en Literatura y Lengua Castellana en la Universidad del Tolima. Docente de bachillerato en el área de Humanidades.
Notas De Cristal Para Una Generación En Construcción
Fuentes:
Albero y Plata. (2021, 21 de marzo) (Sin descripción) https://www.facebook.com/photo/?fbid=2821822111464848&set=pcb.2821822668131459
Alcaldía del Palmira. (2020, 3 de agosto) [En los últimos días circularon un vídeo y fotografías sobre el estado de la plaza de toros Agustín Barona Pinillos, reflejando su mal estado. Desde la Alcaldía de Palmira nos colocamos al tanto de ello y logramos llegar acuerdos con el dueño del predio] [Video] https://www.facebook.com/watch/?v=1207842529549969
Cámara de Representantes. (2024, 28 de mayo) Se prohibirán las corridas de toros en Colombia. Cámara de Representantes. https://www.camara.gov.co/se-prohibiran-las-corridas-de-toros-en-colombia
Delgado, J. S. L. (2024, 23 de julio). Así fue la sanción por el presidente Petro de la ley «no más olé», el proyecto con el que se prohíben las corridas de toros en todo el país. El Tiempo. https://www.eltiempo.com/politica/gobierno/asi-fue-la-sancion-por-el-presidente-petro-de-la-ley-no-mas-ole-el-proyecto-con-el-que-se-prohiben-las-corridas-de-toros-en-todo-el-pais-3364714
Fierro producciones. (2013, 13 de abril) [Concierto ñejo & dalmata plaza de toros de Palmira] [Imagen] https://www.facebook.com/media/set/?set=a.560368757329482.1073741827.114699815229714&type=1&paipv=0&eav=AfYt50KNWRswXHX1JUjN41lfDGPpOo8n8vCiDQ9rrGKjIhoPov6NujoYunh_qUXbLmk&_rdr
PalmiraOK. (2011, 24 de mayo) Gran Concierto de bienvenida de vacaciones – junio 4 / Plaza de Toros de Palmira. SoundCloud. https://soundcloud.com/palmiraok/gran-concierto-de-bienvenida
Rodríguez, G. (2020, 12 de agosto). Comenzó recuperación de la plaza de toros de Palmira. Tendido7. https://tendido7.co/comenzo-recuperacion-de-la-plaza-de-toros-de-palmira/
Silva, Alberto (2020, 28 de diciembre) La fiesta en su plenitud. El País. https://www.elpais.com.co/opinion/columnistas/alberto-silva/la-fiesta-en-su-plenitud.html
Tiempo, R. E. (1990, 6 noviembre). César Rincón trasladado a Cali el torero fue sometido a otra operación. El Tiempo. https://www.eltiempo.com/archivo/documento/MAM-2737
Tiempo, R. E. (1995, 13 diciembre). Estocada a plaza de Palmira. El Tiempo. https://www.eltiempo.com/archivo/documento/MAM-482412