Indudablemente, un sector de la
población colombiana vive en el medio evo, amando un espectáculo de sangre y
asesinato, como son las corridas de toros. La Corte Constitucional le ha pedido
al congreso de la república, que legisle sobre esa práctica taurina. El derecho
de un ser vivo a no ser humillado, vejado, torturado y asesinado está ahora en
manos de la Cámara de representantes, a ella entra el proyecto de ley 328 Cámara
2022, 085 senado, que prohíbe en Colombia los espectáculos donde se maltrata a
los animales. Esta comisión tiene la oportunidad de legislar en favor de un sector
tan marginado y desprotegido, como son los animales usados en forma cruel, en espectáculos
públicos. Tienen los representantes, la oportunidad de permitirle a los
animales usados cruelmente en espectáculos públicos, una nueva vida. Esta
prohibición, no es un capricho de una minoría, sino el anhelo de millones de
colombianos, que deseamos una vida en armonía con la naturaleza, y el respeto a
la dignidad de la vida en todas sus formas.
Cito textualmente a la UNESCO
“Tauromaquia es el arte terrible y banal de torturar y matar animales en
público, traumatiza a los niños y a los adultos sensibles, agrava el estado de
los neurópatas atraídos por espectáculos de sangre”. Es hora Señores
Congresistas, de ayudar a los taurinos, a superar el gusto por este tipo de
espectáculos.
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Señores congresistas, el toro
tiene sistema nervioso, siente dolor. ¿Qué diferencia hay entre el dolor de un
animal y el de un ser humano? El hombre
con el puñal en la espalda es socorrido, su vecino corre, se siente el ulular
de las sirenas, el hijo, el hermano, la esposa, la mamá, lloran y piden a dios
por el herido; en el caso del toro, se profieren gritos de alegría, se canta
victoria, la sangre vuela como el vino, es un simple animal, su tortura y asesinato,
son la gloria ebria, de los hematófagos seguidores de la tauromaquia. La
validación de este espectáculo medieval es el regreso del género humano a sus
orígenes bárbaros. Amigos congresistas, hay fotografías que muestran a un toro
derramando una lágrima en medio de su suplicio. En sus manos está ponerle fin a
esta crueldad.
En nuestro estado de derecho,
tienen ustedes señores congresistas la oportunidad de invalidar la muerte y la
tortura de un ser vivo como espectáculo público. Denle a la inmensa mayoría de
colombianos, un motivo para creer en las instituciones, un motivo para creer en
ustedes. La calle, las plazas, están
llenas de voces que les piden que inscribamos a nuestro país, con letras
doradas, en el concierto de las naciones civilizadas que han proscrito, los espectáculos
crueles de maltrato animal. Las voces, de quienes aún respetamos la vida, de
quienes creemos que tenemos una deuda con la naturaleza, con los animales, una
voz que ha sido nuestra arma de lucha les clama por una oportunidad para la
vida, les pedimos que aprueben el proyecto de ley 328 C.
En el Quindío lo logramos, gracias a nuestra
lucha callejera, acabamos con estos espectáculos de crueldad, convertimos en una
vergüenza la asistencia a la plaza de toros el Bosque. Fuimos encalabozados,
golpeados, pero la represión nos hizo fuertes. Ahora ustedes señores congresistas,
tienen la oportunidad de lograrlo a nivel nacional, con la pacifica aprobación
de la ley que enaltece al género humano y le da vida digna a los animales.
Ustedes, señores congresistas,
tienen la oportunidad de engrandecer su alma, y ennoblecer su espíritu. Tienen
la oportunidad de abrazar a sus hijos con la conciencia pura y limpia, de que
interpretaron el anhelo de los colombianos, que estoy seguro, es también el
anhelo de sus seres queridos. Pueden abrazar a sus esposas, a sus madres, a sus
hijos, con los brazos limpios de sangre, verlos con la mirada de los animales
agradecidos, y besarlos con la alegría del deber cumplido.
Escuchen la voz del pueblo, que
clama por la aprobación de esa ley.
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