
La historia de Alex y su madre Courtney es un ejemplo de cómo la Inteligencia Artificial (IA) puede ayudar a resolver problemas médicos complejos que escapan al conocimiento humano. El chatbot ChatGPT, fue capaz de diagnosticar correctamente el síndrome de la médula anclada, una enfermedad rara y grave que afecta al sistema nervioso, a partir de los síntomas que le describió Courtney. Esta hazaña es aún más impresionante si consideramos que 17 médicos especializados no lograron identificar la causa del sufrimiento de Alex.
Sin embargo, no debemos caer en la tentación de pensar que la IA puede reemplazar a los profesionales de la salud o que es infalible. Como señalan los expertos, ChatGPT también puede equivocarse o generar textos incoherentes, ya que se basa en la información que ha procesado previamente y no en un razonamiento lógico o científico. Además, la IA no puede sustituir el trato humano, la empatía y la ética que son esenciales en el campo de la medicina.
Por lo tanto, lo más sensato es ver a la IA como una herramienta complementaria y no como una alternativa a la atención médica. Los chatbots pueden ofrecer respuestas rápidas y amables a las consultas de los pacientes, pero también deben derivarlos a los especialistas adecuados cuando sea necesario. Así, se puede aprovechar el potencial de la IA para mejorar la calidad de vida de las personas, sin dejar de lado el criterio y la responsabilidad humanos.
Notas De Cristal Para Una Generación En Construcción