Los bombardeos israelíes en la Franja de Gaza desde el ataque de la milicia islamista Hamás el 7 de octubre han causado al menos 2.750 muertes y 9.700 heridos, según el Ministerio de Sanidad de Hamás. Esta es la cifra más alta de víctimas desde que comenzó el conflicto palestino-israelí.
¿Qué motivos hay detrás de esta escalada de violencia?
Una de las causas principales de esta guerra es la falta de un proceso de paz creíble entre Israel y Palestina. Desde que se firmaron los Acuerdos de Oslo en 1993. También, la expansión de los asentamientos israelíes en territorio palestino, la división interna entre Hamás y Al Fatah, el grupo que lidera la ANP, la falta de voluntad política de ambos lados para hacer concesiones, el papel de Estados Unidos como mediador parcial hacia Israel, y la influencia de otros actores regionales como Irán, Siria o Egipto.
Otra causa es el aumento del extremismo religioso y nacionalista en ambos bandos. Por un lado, Hamás, es un movimiento islamista que busca establecer un Estado islámico en toda Palestina. Por otro lado, Israel, que se define como un Estado judío y democrático, está gobernado por una coalición de partidos de derecha y ultraderecha que defienden la anexión de Cisjordania y Jerusalén Este.
¿Qué consecuencias tendrá para la región y para el mundo?
Especialistas afirman que más del 80% de los gazatíes dependen de la ayuda humanitaria para sobrevivir, y más del 50% viven bajo el umbral de la pobreza. Además, la infraestructura básica de Gaza está gravemente dañada por los bombardeos: hospitales, escuelas, plantas eléctricas y redes de agua y saneamiento han sido afectados o destruidos. La situación humanitaria es crítica y requiere una respuesta urgente por parte de la comunidad internacional.
Pero este conflicto no solo afecta a los palestinos e israelíes, sino también a la estabilidad y seguridad de toda la región. El conflicto palestino-israelí es uno de los focos de tensión más antiguos y complejos del Oriente Medio, y tiene repercusiones en otros países vecinos como Líbano, Siria, Jordania o Egipto. Además, el enfrentamiento entre Israel e Irán, que apoya a Hamás y a Hezbolá, puede desencadenar una guerra regional con implicaciones globales. Por eso, es necesario que se reanude el diálogo entre las partes en conflicto, con el apoyo de la comunidad internacional, para lograr un alto el fuego permanente y una solución política justa y duradera.
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