La inteligencia emocional: qué es, cómo se compone y cómo desarrollarla

La inteligencia emocional (IE) es un concepto que ha cobrado mucha relevancia en los últimos años, tanto en el ámbito personal como en el profesional. Se trata de la capacidad de reconocer, comprender y manejar nuestras propias emociones y las de los demás, así como de utilizar esa información para guiar nuestro pensamiento y nuestra conducta de forma adaptativa. La IE nos ayuda a mejorar nuestra autoestima, nuestra comunicación, nuestras relaciones, nuestro rendimiento, nuestro bienestar y nuestra salud.

El término inteligencia emocional fue acuñado por los psicólogos Peter Salovey y John Mayer en 1990, y popularizado por el periodista Daniel Goleman en 1995. Desde entonces, se han propuesto diferentes modelos teóricos para explicar y medir esta habilidad. En este artículo, vamos a describir los componentes o dimensiones de la IE según los modelos más conocidos y a dar algunos consejos para desarrollarlos.

Los componentes de la inteligencia emocional

Según el modelo de Salovey y Mayer, la IE se compone de cuatro habilidades:

  • Percepción emocional: Es la capacidad de identificar y expresar las emociones propias y ajenas, tanto verbal como no verbalmente. Implica prestar atención a las señales emocionales que nos envía nuestro cuerpo, nuestras sensaciones, nuestros pensamientos y nuestro entorno, así como a las expresiones faciales, el tono de voz, el lenguaje corporal y las palabras de los demás. Para mejorar esta habilidad, podemos practicar la observación consciente de nuestras emociones y las de los demás, sin juzgarlas ni reprimirlas, sino aceptándolas como parte de nuestra experiencia humana.
  • Facilitación emocional: Es la capacidad de utilizar las emociones para facilitar el pensamiento y la toma de decisiones. Implica reconocer el valor de las emociones como fuentes de información, motivación, creatividad y aprendizaje, así como saber regular su intensidad y duración según el contexto y el objetivo que se persigue. Para mejorar esta habilidad, podemos aprender a integrar las emociones con la razón, sin dejar que nos dominen ni ignorarlas, sino aprovechando su potencial para orientarnos hacia lo que nos importa.
  • Comprensión emocional: Es la capacidad de analizar e interpretar las emociones propias y ajenas, así como sus causas, consecuencias y relaciones. Implica entender el significado y el propósito de las emociones, así como sus cambios y transiciones a lo largo del tiempo. También implica ser capaz de anticipar y predecir las reacciones emocionales propias y ajenas ante diferentes situaciones o estímulos. Para mejorar esta habilidad, podemos ampliar nuestro vocabulario emocional, reflexionar sobre las razones y los efectos de nuestras emociones y las de los demás, y ponerse en el lugar del otro para comprender su punto de vista.
  • Manejo emocional: Es la capacidad de regular y modificar las emociones propias y ajenas para lograr objetivos personales o sociales. Implica ser capaz de generar o reducir determinadas emociones según convenga, así como expresarlas o inhibirlas adecuadamente. También implica ser capaz de influir positivamente en las emociones de los demás para mejorar la comunicación, la cooperación, el apoyo o el conflicto. Para mejorar esta habilidad, podemos desarrollar estrategias efectivas para manejar nuestras emociones negativas (como respirar profundamente, relajarse, distraerse o buscar ayuda) y potenciar nuestras emociones positivas (como celebrar los logros, agradecer lo bueno, divertirse o cuidarse).

Según el modelo de Goleman, la IE se compone de cinco competencias:

  • Autoconciencia emocional: Es la capacidad de reconocer y entender las propias emociones y sus efectos. Implica ser consciente de nuestros estados internos, preferencias, recursos e intuiciones. Para mejorar esta competencia, podemos practicar la atención plena o mindfulness, que consiste en prestar atención al momento presente con una actitud abierta, curiosa y no crítica.
  • Autorregulación emocional: Es la capacidad de controlar o redirigir las emociones e impulsos disruptivos. Implica ser capaz de adaptarse a los cambios, seguir las normas, manejar el estrés, superar los obstáculos y asumir la responsabilidad. Para mejorar esta competencia, podemos establecer metas claras y realistas, planificar y organizar nuestro tiempo y recursos, y evaluar y corregir nuestro comportamiento.
  • Automotivación emocional: Es la capacidad de dirigir las emociones hacia un objetivo o visión. Implica ser capaz de generar y mantener el entusiasmo, la confianza, el optimismo, la perseverancia y la iniciativa. Para mejorar esta competencia, podemos identificar y recordar nuestros valores, propósitos y sueños, así como reconocer y recompensar nuestros esfuerzos y logros.
  • Empatía emocional: Es la capacidad de comprender las emociones y las necesidades de los demás. Implica ser capaz de captar los sentimientos y perspectivas ajenos, así como mostrar interés y respeto por su diversidad. Para mejorar esta competencia, podemos escuchar activamente a los demás, expresar nuestro apoyo y comprensión, y ofrecer nuestra ayuda cuando sea necesario o solicitada.
  • Habilidades sociales emocionales: Son las capacidades de manejar las relaciones con los demás de forma efectiva. Implican ser capaz de comunicarse clara y asertivamente, persuadir e influir positivamente, liderar e inspirar, negociar y resolver conflictos, cooperar y trabajar en equipo. Para mejorar estas competencias, podemos desarrollar nuestra inteligencia interpersonal, que consiste en conocer y aplicar las normas sociales adecuadas para cada situación y contexto.

La inteligencia emocional es una habilidad que nos permite reconocer, comprender y manejar nuestras propias emociones y las de los demás, así como utilizar esa información para guiar nuestro pensamiento y nuestra conducta de forma adaptativa. La IE se compone de diferentes componentes o competencias que se pueden medir y desarrollar con la práctica. La IE es importante porque nos ayuda a mejorar nuestra autoestima, nuestra comunicación, nuestras relaciones, nuestro rendimiento, nuestro bienestar y nuestra salud.

Algunas recomendaciones o consejos para desarrollar nuestra IE son:

  • Prestar atención a nuestras emociones y las de los demás, sin juzgarlas ni reprimirlas, sino aceptándolas como parte de nuestra experiencia humana.
  • Aprender a integrar las emociones con la razón, sin dejar que nos dominen ni ignorarlas, sino aprovechando su potencial para orientarnos hacia lo que nos importa.
  • Ampliar nuestro vocabulario emocional, reflexionar sobre las razones y los efectos de nuestras emociones y las de los demás, y ponerse en el lugar del otro para comprender su punto de vista.
  • Desarrollar estrategias efectivas para manejar nuestras emociones negativas (como respirar profundamente, relajarse, distraerse o buscar ayuda) y potenciar nuestras emociones positivas (como celebrar los logros, agradecer lo bueno, divertirse o cuidarse).
  • Identificar y recordar nuestros valores, propósitos y sueños, así como reconocer y recompensar nuestros esfuerzos y logros.
  • Escuchar activamente a los demás, expresar nuestro apoyo y comprensión, y ofrecer nuestra ayuda cuando sea necesario o solicitada.
  • Conocer y aplicar las normas sociales adecuadas para cada situación y contexto.

La inteligencia emocional es una habilidad que se puede aprender y mejorar con el tiempo. No se trata de ser perfectos ni de eliminar las emociones negativas, sino de ser conscientes de ellas y saber cómo gestionarlas. La IE nos permite vivir más plenamente y relacionarnos mejor con nosotros mismos y con los demás.

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