La alienación, la emancipación forzosa o simplemente la destrucción simbólica del puente que nos convirtió en una sociedad altamente compleja. Hoy en día nos vemos sumergidos en la emergencia de la unicidad, una fascinación por lo uno y una censura del otro; hemos caído bajo el consumo de propaganda que violenta constantemente la alteridad no solamente hegemónica, sino también la emergente y revolucionaria. No matamos a Dios como lo propone Nietzsche, sino que lo colocamos en una nube que solo da sombra a uno de nosotros.
Las sociedades estuvieron caracterizadas por diferentes marcas culturales que dieron un sentido estricto a la organización social del momento, pero ¿cuál es la marca cultural del ahora?, parece en aras de trasformar el pasado que nos aqueja, borramos cualquier esbozo de historia. Cada vez hay más colegios y a su vez más ignorantes con títulos, tenemos más amor por la patria que por los derechos y fundamental un centralismo oportunista que va en contra de cualquier noción de cooperación, será entonces que ¿el vivo vive del bobo o el bobo se las dio de vivo? En todo caso esto es lo que somos, y aquí es donde estamos.
La norma se convirtió en un reto, un lugar donde la ausencia de autoridad desplegó el poder a cualquiera que pensase ser merecedor del mismo, el dinero asumió una posición de fin y no de medio, y los medios se convirtieron en una ruptura con la moral tradicional, donde lo éticamente cuestionable se convirtió en contextualmente aceptable, y lo relativo se volvió universal. El deber ser ya no está direccionado al progreso, sino a la permanencia de un modelo que gradualmente consume el tiempo de vida útil que nos queda, un barco que va a ningún lado. Irrefutablemente, la única solución es la aceptación de la muerte misma del otro, un otro que agoniza sin nada que hacer.
Una nota de cristal de: Enmanuel Cubides, Estudiante y Representante de la Facultad de Psicología de la Universidad del Valle.
Notas De Cristal Para Una Generación En Construcción