EL OSO DE ANTEOJOS: SOMBRILLA DE LA CONSERVACIÓN – VIERNES POR EL PLANETA | Proyecto Roble y Revista Juventud

EL OSO DE ANTEOJOS: SOMBRILLA DE LA CONSERVACIÓN

El
oso de anteojos es el único representante de la familia URSIDAE en Suramérica.
Vive desde los Andes de Venezuela, Colombia, Ecuador, Perú,  Bolivia, Chile y Norte de Argentina.


Llamado
también Oso Andino, Oso frontino y en algunas zonas como
ucumari o jukumari, careto, enjaquimado, Congo, oso de las nubes, manaba.  Es un dispensador de semillas y por esto es considerado el
jardinero de las altas montañas y los páramos.


Es
un mamífero de entre unos 1.3 a 1.9 metros de alto y un peso entre 80 y 125
kilos de peso. Los machos son más pesados que las hembras.


Se
alimentan principalmente de vegetales, frutas y algunos pequeños animales,
miel, huevos. Se podría decir que son omnívoros, es decir comen casi de todo,
pero no son básicamente carnívoros. Cuando lo hacen de atacar al ganado lo
realizan como una respuesta a la merma o a la invasión de su hábitat natural,
por eso desde esta revista le planteamos a las corporaciones autónomas
regionales que sean estos entes administrativos los que indemnicen a los
campesinos que resulten afectados.


Lo
anterior debido a que el ecosistema que es sano y bien conservado para el oso
también lo es para la inmensa mayoría de especies de flora y fauna que
comparten este ecosistema de páramo y alta montaña.


De
paso los dos ecosistemas en donde vive el Oso de anteojos son grandes
productores de agua y abastecen entre el 70 a 80%  de la 
población del país. Por lo tanto conservar el Oso de anteojos nos
permite conservar a todos los animales que lo acompañan en estos ecosistemas y
de paso aseguramos el agua de la gran mayoría de Colombia.


El
Oso vive en 23 áreas protegidas de Colombia entre las que se destacan Parque
nacional de los Nevados, Puracé, Nevado del Huila, Sumapaz, Chingaza, Cocuy,
Las Orquídeas, 
Farallones de Cali, Tatama, Munchique, las Hermosas.


Podría
establecerse que a hoy puede haber más de 8.000 ejemplares viviendo en nuestro
territorio y algunos analistas piensan que no alcanzan a ser más de 5.000. La
pérdida de este valioso animal es el inicio de la debacle de su ecosistema y
pondría en peligro el abastecimiento de agua y numerosos cambios absolutamente
peligrosos.


El
llamado es a proteger la alta montaña y el páramo, buscando su protección total
y aumentando incluso la superficie conservada. La buena salud de estos
ecosistemas y la presencia del Oso nos importa a todos, en especial a los niños
de hoy que son el futuro de la humanidad en donde esperamos esté también este
maravilloso animal.


En Alianza con Proyecto Roble











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