Jorge Eliecer Gaitán y el sueño de una Colombia más justa: un repaso a su vida y su legado en el 75 aniversario de su asesinato | Revista Juventud


Hoy 9 de abril de 2023 se cumplen 75 años del asesinato de Jorge Eliécer Gaitán, el líder político más carismático e influyente de la historia de Colombia. Su muerte desencadenó el Bogotazo, una revuelta popular que sacudió la capital y el país entero, y marcó el inicio de un periodo de violencia y confrontación que aún no ha terminado.


¿Quién fue Eliecer Gaitán y por qué su figura sigue siendo tan relevante hoy en día? Para responder a estas preguntas, es necesario hacer un breve repaso de su vida y su obra, que se caracterizaron por su compromiso con las causas sociales, su oratoria apasionada y su visión de una Colombia más justa e incluyente.


Gaitán nació en Bogotá el 23 de enero de 1903, en el seno de una familia humilde. Su padre era un vendedor de libros usados y su madre una maestra de escuela. Desde niño mostró una gran inteligencia y una vocación por el estudio y la política. Se graduó de abogado en la Universidad Nacional, con una tesis sobre las ideas socialistas en Colombia, y luego viajó a Italia para especializarse en derecho penal, donde obtuvo el título de doctor con honores.


A su regreso al país, se dedicó al ejercicio profesional y a la actividad política, militando en el Partido Liberal. Fue elegido varias veces como representante a la Cámara y como senador, y ocupó cargos públicos como alcalde de Bogotá, ministro de Educación y ministro de Trabajo. En todos ellos se destacó por su gestión innovadora y progresista, impulsando reformas sociales como la jornada laboral de ocho horas, el seguro social, la educación gratuita y obligatoria, y la defensa de los derechos humanos.


Su popularidad creció gracias a su capacidad oratoria, que le permitía conectar con las masas y movilizarlas en torno a sus propuestas. Sus discursos eran verdaderas obras de arte, cargadas de emoción, argumentos y poesía. Su frase más célebre fue: “No soy un hombre, soy un pueblo“. Con ella expresaba su identificación con las necesidades y los anhelos del pueblo colombiano, especialmente de los sectores más pobres y marginados.


Gaitán se convirtió en el líder indiscutible del liberalismo y en el candidato favorito para las elecciones presidenciales de 1950. Su programa político se basaba en la idea de una “revolución pacífica” que buscaba transformar las estructuras económicas, sociales y políticas del país, sin recurrir a la violencia ni al comunismo. Su lema era: “Orden sin privilegios, paz con justicia social“.


Sin embargo, sus planes se vieron truncados por un atentado que le quitó la vida el 9 de abril de 1948. Ese día, mientras caminaba por una céntrica calle de Bogotá, fue abordado por un hombre que le disparó tres veces en el pecho. El asesino fue identificado como Juan Roa Sierra, un joven desempleado que fue linchado por la multitud enfurecida. Las causas y los autores intelectuales del crimen nunca se esclarecieron del todo, aunque se han barajado diversas hipótesis que involucran a sectores conservadores, liberales disidentes, comunistas o agentes extranjeros.


La noticia del magnicidio desató una ola de indignación y violencia que tomó por sorpresa al gobierno y a las autoridades. Miles de personas salieron a las calles a protestar y a exigir justicia, enfrentándose a la policía y al ejército. Se produjeron saqueos, incendios, asesinatos y enfrentamientos armados que dejaron un saldo trágico de más de 3.000 muertos y una ciudad devastada. 

El Bogotazo, abril de 1948


El Bogotazo fue el detonante de una época de violencia y conflicto que se conoció como “La Violencia” y que se extendió por todo el país durante más de una década. El asesinato de Gaitán se convirtió en el símbolo de la lucha entre las élites conservadoras y liberales, que se disputaban el poder político y económico del país, y de la exclusión social y la marginación de amplios sectores de la población.


Durante La Violencia, se produjeron numerosas masacres, atentados, desplazamientos forzados y violaciones de los derechos humanos, que dejaron un saldo estimado de más de 200.000 muertos y millones de desplazados. La lucha armada se intensificó con la creación de guerrillas y movimientos campesinos que buscaban la reforma agraria y la justicia social, y con la respuesta del gobierno y de los grupos paramilitares que los combatían.


La historia de Colombia después del Bogotazo y la muerte de Gaitán es la de un país que ha tratado de superar la violencia y la exclusión a través de la democracia y el diálogo político. La Constitución de 1991 reconoció los derechos de los pueblos indígenas, de las comunidades afrodescendientes y de las mujeres, y estableció mecanismos de participación ciudadana y de protección de los derechos humanos. También se han logrado avances en la construcción de la paz, con la negociación de acuerdos con las guerrillas y la desmovilización de los grupos paramilitares.


Sin embargo, el legado de Gaitán y del Bogotazo sigue vigente en la sociedad colombiana, marcada por la desigualdad, la corrupción, la violencia y el conflicto armado. Su figura representa la lucha por una Colombia más justa, democrática e inclusiva, en la que todos los ciudadanos tengan las mismas oportunidades y derechos. A 75 años de su asesinato, su legado sigue siendo un desafío para el presente y el futuro del país.


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