La esquizofrenia es un trastorno psicótico de difícil diagnóstico, dado que en sus fases iniciales (antes de la primera crisis psicótica), puede pasar desapercibida para la mayoría de las personas.
Esta patología tiene mayor incidencia en sujetos que migran, porque hay mayor nivel de estrés social (también llamado estrés aculturativo), que aumenta con la segunda generación de migrantes. Este estrés es marcado por el encuentro con otra cultura; encuentro con todos los elementos que la conforman, idioma, moneda, religión, normas y todo un conjunto de agentes extraños para quienes pretenden incursionar en medios geográficos y sociopolíticos ajenos a sus lugares de origen. Y como la adaptación a ese nuevo entorno no es inmediata, en el proceso de esa adaptación se va cimentando el estrés y con él, los primeros indicios de la enfermedad. Las estadísticas de la Organización Mundial de la Salud revelan que hay mayor prevalencia de la esquizofrenia en hombres que en mujeres, en una proporción de 4 A 3 (por cada cuatro hombres con esquizofrenia, hay tres mujeres).
Este trastorno es más frecuente en entornos urbanos que rurales y más en clases socioeconómicas bajas que en altas. Es una patología altamente biológica, de ahí su altísima heredabilidad. Dentro de los factores de riesgo que predisponen la ocurrencia de la enfermedad, están el consumo de marihuana, haber nacido en invierno o en primavera, madres gestantes que en el segundo trimestre del embarazo padecieron desnutrición o si contrajeron influenza o gripe, el feto, muy probablemente, adquiere en este flagelo. En la infancia suelen presentar retardos psicomotores y del habla. En algunos sujetos, puede haber marcados terrores nocturnos y rasgos obsesivos.
Lo que caracteriza a la esquizofrenia son sus síntomas capitales; presencia de alucinaciones que, pueden ser de tipo visual, auditivo o táctil. En la modalidad visual, la persona refiere ver objetos o movimientos existentes solo para él. En el caso de las alucinaciones auditivas, dice que escucha voces, sonidos que se apoderan de él, le imparten órdenes, lo atormentan. Y para las táctiles, expresa sentir roces extraños dentro o fuera del cuerpo, puede ser de objetos o de sujetos que, de alguna manera lo inquietan y lo incomodan. Como quiera que todas estas manifestaciones existen solo en la mente de quien padece el trastorno, hay que comprender que son circunstancias que lo sitúan en la piel de un humano en sufrimiento. Esto obedece a otro factor que acompaña a esta enfermedad y es la pérdida de contacto con la realidad. Esta ruptura entre el sujeto y la realidad es lo que lo expone a riesgos de auto y heteroagresión. Es decir, al momento menos esperado, puede ocasionarse un daño físico u ocasionárselo a un tercero, llegando a quitarse la vida o quitársela a otra persona, no importando el contexto. También presenta un tipo de depresión llamada depresión psicótica, que lo acompaña durante casi toda la vida, especialmente desde la adolescencia y a partir de allí no remite, no desaparece, es la depresión mayor. Estas personas no suelen culminar sus estudios, no tienen una vida organizada, ni proyectos de vida. Su pensamiento es desorganizado, lo mismo que su discurso; hay incoherencia en el hablar. Usualmente, no entienden los chistes de doble sentido, debido a que no saben situarse en la mente de otros; lo que sí hacen las demás personas. Son impredecibles. El contenido mental de un psicótico nunca es el mismo que el de otro, ni siquiera una crisis psicótica es igual a otra dentro de un mismo paciente. Además, no suelen ser sociables.
La esquizofrenia no existe bajo una sola modalidad. Hay todo un espectro de variables del trastorno que, suele empezar a manifestarse desde la adolescencia y lo perturba durante todo el corto ciclo vital a partir de ahí. Y es corta la vida de un paciente psicótico por cuanto la enfermedad es invasiva y consume su cerebro, dado que reduce su asimetría hemisférica, deteriora muy considerablemente la memoria y la calidad de vida. Es muy importante aprender a identificar los síntomas principales, a fin de estar atentos antes de que se presenten tragedias lamentables que, bien pueden prevenirse.
Existen tratamientos farmacológicos que pueden ayudar a reducir los síntomas ansiosos, depresivos y psicóticos. También es recomendable la terapia cognitivo conductual. Así que se recomienda tratamiento psiquiátrico y psicológico, lo mismo que entrenamiento y terapias familiares para acercarse al conocimiento de la enfermedad y del enfermo y así apoyar al paciente en esta ardua tarea de sobrellevar la vida desde esta otra perspectiva.
Cabe considerar que no es suficiente la mirada y el soporte familiar; es igualmente importante aprender a observar el comportamiento social en aras de brindar apoyo a quien lo requiera o, alertar a las autoridades al advertir anormalidades en estos ítems. Para el caso concreto de los trastornos psicóticos, el paciente, generalmente, exterioriza su malestar a través de actos que lesionan a otros, diferente de lo que pasa con patologías cardiovasculares, renales, pulmonares, etc. Lo que toca la mente del individuo, toca a toda la sociedad.
Podemos salvaguardar nuestras vidas a partir de una mirada oportuna y compasiva a alguien que nos necesite.
“La vida es un invento tan maravilloso como incompleto, porque adolece de un recurso para perpetuarla”
Una nota de: Marlene Restrepo Cuervo, Psicóloga, Universidad Nacional de Colombia. Estudios avanzados en psicología forense, Universidad de Buenos Aires, Argentina, Estudios complementarios en perfilación criminal y detección de mentiras.
Contacto: mrestrepoc@unal.edu.co
Muy buen artículo. Agradecidos desde Buenos Aires Argentina
Un saludo desde Argentina, excelente información.
Excelente información, además de necesario
Gracias, buen artículo. Saludo desde Bogotá Colombia