“Un lugar limpio y bien iluminado” Un relato breve del escritor norteamericano Ernest Hemingway, se desarrolla en un local de café durante la noche.
Aquel relato corto de Hemingway trata la angustia prolongada del ser humano ocasionada por la carencia de un sentido en la vida, por la soledad, como uno de los sufragios más trágicos de la existencia. Un evento que despoja al ser de su individualidad y lo sentencia a la “nada”, como lo expresa crudamente Hemingway, quien señala el valor que radica en encontrar “Un lugar limpio y bien iluminado” como un espacio que le da un valor a esa “nada”.
La necesidad de un lugar limpio y bien iluminado en el siglo XXI se hace paradójicamente una de las mayores necesidades de la humanidad, y a la vez una de las más difíciles de satisfacer. Pues no hay nada que satisfacer, solo contemplar. Frente al perpetuo ruido de la sociedad actual que te implora el “ser algo” el “ser alguien” o simplemente “vivir por algo” Hemingway afirma la importancia que radica en encontrar un lugar limpio y bien iluminado para aquel rancio sufrimiento, donde aquellos desfigurados de identidad no pueden ser tocados por la sociedad, convirtiéndose en desprovistos dioses.
Este relato corto escrito en 1933 muestra la complejidad de la relación (que hoy está más presente que nunca) que hay frente a esa “nada”. Un lugar limpio y bien iluminado no es más que una simbología, que, si bien para algunos puede ser un lugar, para otros es un recuerdo, alguien, un refugio, o un estilo de vida. Es la desbordante melancolía a orillas de el cometido final de la pulsión de muerte que no pide ser comprendida, Sino en ocasiones solo escuchada, ignorada o vista, como una proclamación de su humanidad incluso en la sofocante soledad.
Los lugares limpios y bien iluminados son un recordatorio de que nunca hubo hombres hechos de granito, no existieron. Es un recordatorio de que hay personas con “corazón de pollo”, todos compuestos en gran medida por “nada” (en ocasiones para mí son algunas de estas personas con “corazón de pollo” un lugar limpio y bien iluminado). El recuerdo furtivo de lo incompletos que estamos, y lo incompletos que pudimos ser.
Hemingway convierte la “nada” en “algo” con este relato. La diferencia que hay entre “Vivir por algo” y “Vivir para algo” no se limita a la sintaxis. La primera trae consigo la condicional en la cual solo se espera por un resultado o varios, solo satisfacción. Todos sus esfuerzos van encaminados a unos resultados que de no cumplirse representaría que el tiempo invertido por el individuo fue “un gran desperdicio”. Mientras que si bien, vivir para algo no niega el deseo de unos resultados, les resta importancia a estos, y se centra en el desarrollo de ese algo. Bien, pues la diferencia que puedan o no ver entre estas dos circunstancias, no niega que la “nada” es “algo”, y es ahí, en el reconocimiento de la condición humana más profunda, donde más que nunca se necesita un lugar limpio y bien iluminado.
Una Nota De Cristal De: Mateo Alejandro Galindo, Administrador de empresas en formación, Codirector Revista Juventud
Notas De Cristal Para Una Generación En Construcción
No se puede parar de leer esta columna, cada lieana te obliga a continuar con la siguiente y la siguiente… Es cuando la “Nada” se convierte en “Algo”