La renuncia del alcalde de Medellín, Daniel Quintero, a tres meses de terminar su mandato ha causado sorpresa y controversia en el ámbito político colombiano. Quintero anunció que deja su cargo para apoyar la candidatura de Juan Carlos Upegui, quien se perfila como el principal rival de Federico Gutiérrez. Según Quintero, su decisión responde a un compromiso con la ciudadanía. Además, afirmó que no puede ser indiferente ante el intento de los políticos tradicionales, entre ellos Gutiérrez, de recuperar el poder en Medellín y en Colombia.
El Gobierno Nacional aceptó la renuncia de Quintero y nombró como alcalde encargado a Óscar Hurtado Pérez, quien se desempeñaba como secretario de Gobierno. El presidente Gustavo Petro tendrá que escoger entre tres secretarios actuales de la alcaldía al reemplazo definitivo de Quintero.
La decisión de Quintero ha generado críticas sobre la ética pública y la falta de regulaciones que impiden a un alcalde renunciar en plena campaña electoral para apoyar a un candidato. Algunos analistas consideran que se trata de una estrategia para evitar un posible fallo adverso de la Procuraduría o para fortalecer su imagen política de cara al futuro. Otros opinan que es una muestra de coherencia y valentía frente a los intereses de las élites políticas y económicas que han dominado la ciudad por décadas.
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