Santiago de Chile sale de la megasequía para vivir una temporada de fuertes lluvias

Según un informe de la Dirección Meteorológica de Chile, Santiago de Chile ha registrado el invierno más lluvioso desde 2009, con un total de 186,1 mm de precipitación acumulada. Este fenómeno se debe a un sistema frontal que afectó al país a fines de junio, provocando intensas lluvias y nevadas en la zona central y sur. El evento climático tuvo consecuencias positivas y negativas para la población y el medio ambiente.

Por un lado, las lluvias contribuyeron a aliviar la situación de sequía que afecta a gran parte del territorio chileno desde hace años. La megasequía ha provocado una disminución de los caudales de los ríos, la pérdida de biodiversidad, el deterioro de la calidad del agua y el aumento de los conflictos por su uso.

Uno de los ejemplos más emblemáticos es el caso de la laguna Aculeo, ubicada en la región Metropolitana, que se secó completamente en 2018 debido la falta de precipitaciones. Sin embargo, gracias a las lluvias recientes, la laguna ha recuperado parte de su volumen y se espera que siga aumentando en los próximos meses.

Por otro lado, las lluvias también causaron estragos en algunas zonas del país, especialmente en el sur, donde se registraron inundaciones, deslizamientos de tierra, cortes de luz y aislamiento de miles de personas. Según el último balance del Ministerio del Interior, cuatro personas fallecieron y más de 41.500 quedaron incomunicadas en las regiones del Maule y el Bíobio. Además, se reportaron daños en viviendas, infraestructura vial y agrícola. Las autoridades han desplegado un plan de emergencia para atender a las personas afectadas y restablecer la normalidad lo antes posible.

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