TIPS para padre sobre pautas de crianza, Parte 1

“La prudencia goza de enormes alas; hace que vueles lejos y llegues a salvo, no importa adonde vayas”

Malene R.C

Observar un comportamiento disfuncional en un adolescente o un adulto, puede llevar a la idea sobre aquello que quedó haciendo falta durante la infancia. Igualmente, no es difícil predecir, hasta dónde puede llegar una persona que, desde la niñez, no ha tenido una percepción clara de pautas de crianza.

Entonces, tratando de averiguar por los orígenes de todo lo que agobia, en grado supremo, la convivencia en sociedad, la mirada, ineludiblemente, hay que fijarla al interior de la familia. Ella está sola, casi siempre va a ciegas, tratando de dar forma a un nuevo modelo de ser humano, que, un día entregará a la sociedad esperando que corra con la mejor suerte dentro de ella.

De hecho, el reto más grande para una persona, en cualquier cultura, es la crianza de un hijo. Los padres se preparan con el primer ajuar para recibir al desconocido que vendrá a cambiar sus vidas. Pero raras veces llegan a conocerlo en debida forma. El amor que los improntó en ese encuentro, parece no ser suficiente para mantener un vínculo genuino y consistente hasta el final del camino.

En la formación de la familia, como célula viva de la sociedad, se requiere la intervención responsable y creativa de la sociedad y del Estado, en procura de que crezca unida y saludable. 

La familia es el terreno fértil para compartir el pan, aprender y practicar el amor, los valores éticos y morales, para soñar y prosperar. A tales fines, en estas líneas se tratará, lo mejor posible, de apoyar a aquellos, quienes, en nombre del amor, han decidido unirse buscando dar continuidad a la especie humana.

Lo primero a tener en cuenta es que no existe un manual certero, para conducirse por la senda de incertidumbres de la vida, además, porque no es igual para todo el mundo. Esta sorprende y enseña con cada experiencia. La idea es pues, tratar de apoyar a padres y menores, desde sus primeros pasos, con las nociones que a continuación, se expondrán.

El papel de la comunicación en la familia

La comunicación es a la vida de relación, como la savia a las plantas. A sabiendas que es imposible no comunicar, hay que ser cuidadosos con lo que se comunica, aun cuando pareciera que no se está diciendo nada. El lenguaje humano también cuenta con su forma análoga, es decir, la no verbal, que puede llegar a ser más contundente que la verbal. Es también la comunicación, la que permite acercarse o distanciarse de los seres queridos, darles valor y amor o, simplemente, ignorarlos. La comunicación ha de ser asertiva. En ella no debe aparecer el tabú, el tema prohibido.

Es muy saludable que los menores puedan expresar con libertad sus dudas u opiniones sobre cualquier tema. De lo contrario, tendrán que mentir o reprimirse de aquello que deberían poner sobre la mesa, en el mejor lugar para aprender a comunicar, que es, en esencia, el hogar. La confianza y los afectos se ven mutilados, cuando el niño interpreta que ciertas cosas en casa no pueden mencionarse. Pero el ejercicio reiterado de las buenas interacciones es el que consolida a un sujeto para siempre. Pues la crianza, aunque no lo pareciera, dura toda la vida, por sus efectos afianzados desde temprana edad. La comprensión que es la resultante de encontrarse dos personas a un mismo nivel dentro del acto comunicativo, se logra cuando se entra con los cinco sentidos a este espacio de interacción. Situados a su misma altura, mirando a los ojos de los pequeños cuando intentan decir algo, o cuando no quieren decir nada; ha de tratarse siempre de interpretarlos y de reconocer sus sentimientos en esos momentos. El saber escuchar es bien importante antes que emitir ligeramente una respuesta. El afán de tener la razón, ha de ser sustituido por el esmero en ser comprensivos y constructivos dentro de cada evento comunicacional.  Esto, como herramienta insustituible, debe ser aprendido y practicado por todo el grupo familiar.

Así que el uso de la comunicación, una vez adquirido, se replica interminablemente en toda una sociedad, generación tras generación. El no amor se aprende a través de la comunicación, lo mismo que el amor. Pero aquí este debe entenderse como esa energía o patrón determinante que, sin reñirse con la autoridad, hace sustentable la cohesión armónica en el hogar. Así, el amor es un principio básico, para que una persona camine adecuadamente, desde la dependencia hasta la autarquía, que es la capacidad de un individuo para gobernarse eficientemente a sí mismo, también para hablar desde el corazón, teniendo en cuenta la razón.

El perdón es, ante todo, la reconciliación consigo mismo. Es el bienestar que se procura, dejando atrás aquello que no funcionó, sin importar el motivo ni el autor. El perdón, en quien lo otorga, hace volver al individuo sobre lo mejor de sí, revive e incrementa la propia valía y la paz interior. El amor va un paso adelante del perdón, y este es un acto muy necesario para la sana evolución social y humana. La falta de perdón vuelve interminable un conflicto, hace que trascienda en el tiempo y como una bola de nieve, involucra y lastima, cada vez a más personas, saliéndose así de control. El perdón no exige olvido, pero sí un aprendizaje útil para cimentar como un ejemplo del potencial implícito en cada ser humano.

La percepción de arraigo, que se va consolidando durante la convivencia, depende dehaber tenido un buen proceso en familia. De haber existido estabilidad en las relaciones y así mismo en las decisiones de quienes lideran el grupo familiar. Este atributo genera equilibrio emocional al individuo a lo largo de la vida. De igual manera, la seguridad, la autoconfianza, el espíritu resiliente, la disciplina, se aprenden al interior de la familia a través de la comunicación. En la vida adulta, esto se evidencia en el comportamiento estable, respetuoso, digno y eficiente de una persona en el área académica, sentimental, laboral y social. Contrario al arraigo es la inestabilidad, principalmente, en el área emocional, que hace interferencia en las demás áreas importantes para una persona, con las desfavorables consecuencias que de esto se desprenden.

La satisfacción de logro y la importancia de desarrollarla dentro de los primeros cinco años. Por satisfacción de logro entendemos la habilidad que surge de hacerle frente a los desafíos y retos que la vida impone. Es decir, desde que el niño da sus primeros pasos, lo hace con temor de caerse y lastimarse. Aun así, cuando él lo intenta una y otra vez, hasta que descubre que pudo dar un paso más sin volverse a caer, experimenta una alegría visible en su sonrisa, y aunque no sabe ponerlo en palabras, tiene claro que eso que consideraba difícil, pudo, con esfuerzo, lograrlo. En la medida en que va creciendo, se va encontrando con obstáculos que puede ir venciendo. A cada franja etaria, un nuevo reto, pero los aprendizajes iniciales, son suficientes para creerse capaz de avanzar por él mismo. Por eso, es fundamental que, a partir del crecimiento del niño, o la niña, se le asignen tareas que esté en capacidad de realizar, motivándolo (a) positivamente a emprenderlas. Nunca comparándolos con otros que han tenido mayores alcances que ellos a su misma edad. Eso solamente dañaría su autoestima, generando, a la misma vez, rechazo hacia sus padres. Es por esto también importante que el niño se esfuerce por lo que le gusta y por lo que no le gusta; situación que lo trasladaría al terreno de las interacciones, para valorar a las personas de las que necesita y de las que cree que nunca va a necesitar.

La importancia de la demora en la recompensa. Este invaluable atributo puede hacer aun la diferencia entre la vida y la muerte. Sonará exagerado, pero, aprender a esperar la recompensa, el turno para la satisfacción de una necesidad, pone en funcionamiento la paciencia ante la participación de otros por el ejercicio de sus derechos, que no son diferentes a los suyos propios. El individuo aprende que, sin que él sea inferior a sus semejantes, puede dar lugar a que ellos se abastezcan de bienes o servicios antes que él. Esto le enseña a diseñar estrategias para satisfacer sus necesidades, jerarquizándolas, y al mismo tiempo, manteniendo el respeto hacia sus congéneres. La idea es no creerse el más importante, el que tiene mayores privilegios por encima de otras personas. Es una fórmula indispensable para una apacible convivencia en sociedad. Esto se cristaliza en la siguiente pauta.

Consideración con los semejantes. Es impensable que la sociedad avance sin saber ponerse en los zapatos de otros. Que hasta que no se aprende a ser considerados con el dolor ajeno, no será esperable tener un lugar de importancia para ellos, ni experimentar paz, mientras otros sufren y carecen de algo que se está en condiciones de brindarles. Los seres humanos, al estar hechos de una misma sustancia universal, son susceptibles de necesidades y anhelos muy similares. Pero nada mejor que saber que se practica la solidaridad, la cooperación con el prójimo; esto eliminaría tanta desigualdad y violencia innecesarias en el mundo. La estancia en la vida, exige para todos una cuota de sacrificio; para unos, más que para otros. De allí lo esencial de tener una mirada de calidez, aceptación y consideración con los demás. Pues la riqueza material, la poca o mucha instrucción académica, no eximen a nadie del dolor ni del sufrimiento.

Una nota de cristal de: Marlene Restrepo Cuervo, Psicóloga, Universidad Nacional de Colombia. Estudios avanzados en psicología forense, Universidad de Buenos Aires, Argentina, Estudios complementarios en perfilación criminal y detección de mentiras.

Contacto: mrestrepoc@unal.edu.co

Notas De Cristal Para Una Generación En Construcción

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