Los incendios forestales que azotan el noreste de Grecia desde hace seis días son una catástrofe ambiental y humanitaria que requiere una respuesta urgente y solidaria. Acorde con la página de “euronews”, más de 500 bomberos, trabajan sin descanso para contener las llamas que han consumido más de 400,000 acres de bosques, cultivos y viviendas.
El fuego ha causado la muerte de al menos 18 personas, entre ellas migrantes ilegales que intentaban cruzar la frontera con Turquía.
Esta tragedia evidencia la vulnerabilidad de Grecia ante el cambio climático, que provoca olas de calor extremas, sequías prolongadas y vientos fuertes que favorecen la propagación del fuego. También muestra la necesidad de mejorar la prevención y la gestión de los incendios, así como la protección de las personas y los bienes.
Es imprescindible reforzar los medios materiales y humanos para combatir el fuego, así como la coordinación entre las autoridades locales, nacionales y europeas.
Los incendios en Grecia son una llamada de atención para toda Europa, que debe actuar con determinación para mitigar los efectos del cambio climático y adaptarse a sus consecuencias.
Es hora de asumir compromisos ambiciosos para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, fomentar las energías renovables y la eficiencia energética, y preservar la biodiversidad y los recursos naturales. Solo así podremos evitar que se repitan escenarios como el que vive Grecia, que amenazan nuestro futuro común.
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