El fenómeno mundial de las drogas sigue poniendo en peligro la salud pública, la seguridad y los derechos humanos de millones de personas, según el Informe Mundial sobre Drogas 2023 elaborado por la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC).
El informe revela que entre 2011 y 2021, el número de consumidores de drogas aumentó un 23%, pasando de 240 a 296 millones (el 5,8% de la población mundial de 15 a 64 años), debido en parte al crecimiento demográfico. El cannabis sigue siendo la droga más popular, con 219 millones de consumidores (el 4,3% de la población adulta mundial), seguido por las anfetaminas (36 millones), la cocaína (22 millones) y las sustancias tipo “éxtasis” (20 millones).
El informe también alerta sobre el auge de las drogas sintéticas, especialmente las metanfetaminas, que son las más extendidas en el mundo y garantizan enormes márgenes de beneficio al crimen organizado. Estas drogas son baratas y fáciles de producir e introducir en el mercado, lo que dificulta su control y fiscalización.
Además, el informe destaca que el consumo de drogas es especialmente perjudicial para los jóvenes, que son el grupo más vulnerable y el más gravemente afectado por los trastornos relacionados con su uso. En América del Sur, más de la mitad de las personas en tratamiento por consumo de drogas tiene menos de 25 años y en África el 70% tiene menos de 35 años.
El informe también señala las desigualdades y las disparidades sociales y económicas que impulsan el fenómeno de las drogas y se ven impulsadas por este. Las disparidades entre el Norte Global y el Sur Global, entre los entornos urbanos y rurales y entre subpoblaciones contribuyen a los daños causados por las drogas. Asimismo, se mantienen las disparidades en el acceso y la disponibilidad de medicamentos sometidos a fiscalización para uso médico. En 2021, el 86% de la población mundial vivía en países donde la disponibilidad de fármacos opioides para uso médico era inferior a la media mundial.
El informe sostiene que debe priorizarse a escala mundial la salud pública, la prevención y el acceso a los servicios de tratamiento, pues de lo contrario el problema de las drogas dejará atrás a más personas. La respuesta de los organismos encargados de hacer cumplir la ley debe adaptarse al ritmo de unos modelos de negocio delictivos extraordinariamente ágiles, así como a la proliferación de drogas sintéticas. La salud pública debe seguir siendo la principal prioridad en el contexto de la rápida evolución de la normativa sobre fiscalización de drogas, en particular con relación al uso médico, y los países deben aumentar la inversión en investigación para hacer un seguimiento de los efectos de las políticas y fundamentar las respuestas.
El año 2023 marca el ecuador de los trabajos que conducen a la consecución de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS). El fenómeno mundial de las drogas sigue poniendo en peligro el logro de las metas de los ODS y los esfuerzos por promover la paz, la justicia, los derechos humanos, el medio ambiente y la igualdad. Es preciso intensificar la prevención y el acceso a tratamientos de base empírica y a servicios de atención al VIH y la hepatitis; de lo contrario, los problemas relacionados con las drogas dejarán atrás a más personas.
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